Fuera el FMI de la Universidad
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Menem salvó su gobierno, y de yapa obtuvo la reelección, como consecuencia del gigantesco socorro que le prestó la banca internacional. Una leve disidencia con los acreedores le hubiera costado simplemente la cabeza. El mismo Frepaso pretendió ganarse el derecho a la sucesión, proclamando su inconmovible compromiso de pagar todas las deudas internacionales y de permitir toda la fuga de capitales que le reclamara el capital financiero internacional.
El 14 de mayo, el electorado del país, carente de una alternativa independiente de la gran burguesía, fue víctima de un escenario construido por la banca mundial. Como Cavallo se lo reconoció a The Wall Street Journal (4/5), “si no hubiéramos ido al Fondo en búsqueda de apoyo, habríamos sido forzados a devaluar”.
Pero precisamente por haber puesto las reservas del país al servicio de la Bolsa, la economía nacional se ha hundido en una crisis que crece de día en día. El 90% de las provincias se encuentra en cesación de pagos; la industria automotriz, tanto terminales como autopartistas, se encuentra paralizada —con suspensiones que, en la mayor parte de los casos, no reconoce el pago de los alanos caídos.
La desocupación, que Menem promete remediar en su segundo mandato, crece a pasos agigantados. El famoso retorno de los depósitos a los bancos simplemente que la recesión en industria expulsa al dinero de la circulación. La situación financiera en el plano internacional está muy lejos de haber superado el “efecto tequila”, pues el sólo rumor de que Aeroméxico no había logrado cancelar una deuda, el viernes pasado, hundió al dólar y a la Bolsa neoyorquina, y produjo una baja generalizada en toda América Latina.
Es significativo que el gobierno no pueda rematar sus acciones en las empresas de gas, debido a la falta de interés en el mercado financiero.
Los extremos a que está llegando la crisis económica, aunque no explican los enfrentamientos entre el ejecutivo y el congreso, constituyen sí su telón de fondo. Es que los derechos que pierda cualquier sector de la burguesía, constituye, en el contexto actual, una causa suficiente para su desaparición. Pero precisamente porque el 14 de mayo ganó la Bolsa, Menem y Cavallo están obligados a transitar todos los caminos inconstitucionales para imponer el punto de vista de los grandes pulpos, atrincherados con los laboratorios internacionales en el redamo de una ley de patentes extranjerizante.
Con el agravamiento de la crisis social se produce, entonces, una agudización de los enfrentamientos dentro de la burguesía explotadora. Aunque haya sacado el 50% de los votos efectivos (y esto apelando al fraude), Menem se parece más a un gobierno con mandato prorrogado que con mandato renovado. Es así como él mismo encara, al menos, las próximas elecciones en Santa Fe y en la Capital, donde su probable derrota puede disipar rápidamente los resultados del 14 pasado.
Claro que como no se trata de cambiar de verdugo, es necesario que, para la próxima Constituyente de la ciudad de Buenos Aires el movimiento popular designe a sus propios candidatos para luchar contra la destrucción de la salud, de la universidad y la educación; contra las altas tarifas, los malos servicios y los negociados con las contratistas; contra el desalojo y la especulación inmobiliaria; la recuperación del sistema jubilatorio y de sus conquistas; por un plan urbano, en fin, bajo la dirección y en beneficio de las mayorías trabajadoras.
La consigna de la hora es, con todo, asegurar la victoria del movimiento estudiantil, que está luchando en todo el país por el retiro del Congreso del proyecto de ley de enseñanza superior. Este proyecto pretende arancelizar los estudios, es decir producir otra confiscación de los salarios, y destruir, en beneficio de un puñado de pulpos capitalistas, el patrimonio universitario acumulado.
La contradicción que paraliza a los explotados argentinos está probablemente bien representada por el pueblo de Concordia, Entre Ríos, quien junto con el voto a Menem se opuso, con el 80% de los sufragios, a la privatización de la represa de Salto Grande. Para que quede claro a nivel nacional lo que parece muy claro a nivel local, a nivel de lugar de trabajo y a nivel de lugar de estudios, es necesario simplemente llevar a la victoria las reivindicaciones y luchas de las localidades, fábricas y colegios.
Para eso es necesario la victoria de los estudiantes universitarios. Marchemos con ellos. Desarrollemos las luchas. Preparemos de este modo un gran combate nacional.