Políticas

8/8/2002|766

¡Fuera Kammerath ya!

Juntemos 100.000 firmas en una semana

La aceptación judicial del pedido de revocatoria del intendente de la Ciudad de Córdoba, Kammerath, ha generado una enorme satisfacción popular. Es que el reclamo de que se vaya Kammerath es una de las consignas más populares de Córdoba y está presente en cuanta lucha popular se desenvuelve en la ciudad. Kammerath es responsable del brutal deterioro de la vida de la ciudad: dispensarios cerrados o sin insumos, luego de prometer que funcionarían las 24 horas del día; quiebra del sistema del transporte público de pasajeros, – después de querer imponer una reestructuración del mismo a favor de dos o tres pulpos empresarios terminó municipalizando una parte de ellos – ; parálisis de toda la obra pública y el mantenimiento de calles y espacios públicos; esto en el cuadro de una desocupación que bate records y de una miseria que hace estragos en la mayor parte de los barrios.


Kammerath es la expresión de los intereses privatistas en la ciudad, por eso se asoció con Tecsa para entregar a ésta el cobro de impuestos y la creación de una “ciudad digital” que iba a terminar con despidos y destrucción de las conquistas de los trabajadores municipales. La tenaz lucha de éstos y la movilización popular terminaron por obligarlo a rescindir el contrato con Tecsa; así como la lucha de los choferes (incluso contra la burocracia de Miguel Díaz) ha impedido el despido de más de 800 de ellos como resultado de las nuevas concesiones del transporte.


Lógicamente Kammerath no pudo hacer tantos estragos sin la colaboración abierta del PJ, en primera instancia. Kammerath ganó la intendencia a la cabeza de Unión por Córdoba, un frente del PJ, la UCeDé y varios partidos menores, y fue el vicegobernador de De la Sota (puesto al que renunció para asumir la Intendencia). Aunque hoy De la Sota ha formalizado la quiebra de Unión por Córdoba y Kammerath apoya a Menem, lo cierto es que el intendente fue sostenido por la mayoría justicialista en el Concejo Deliberante y el bloque de la Alianza. Fue el Concejo Deliberante el que habilitó la concesión del transporte, los contratos privatizadores, como el de Tecsa, y el brutal aumento del endeudamiento público.


En un intento por perpetuarse, Kammerath está metiendo chicanas legales para impedir el proceso de revocatoria, que comienza con la juntada de 100.000 firmas para que el Concejo Deliberante habilite luego una consulta que dirá si debe renunciar o no. Por esto sólo debe irse ya, su presencia es un obstáculo para que se pueda desenvolver el proceso. El está tratando de llevar las cosas a la larga de manera que una consulta popular termine casi emparentada con el llamado a nuevas elecciones; está tratando de prolongar un mandato que ya está vencido para el pueblo.


Es por ello que una gran movilización popular debe permitir que en una semana tengamos las 100.000 firmas, así como imponer la inmediata convocatoria a la consulta. La movilización popular en este proceso es la garantía de que el mismo se desarrolle y también de que la crisis tenga una salida popular, esto es que se vayan todos, que renuncien los concejales y se convoque a una Asamblea Popular Constituyente que dé plena satisfacción a los reclamos populares de trabajo, salud, transporte, etc.