¡Fuera la intervención! ¡Asamblea popular!
La iglesia al rescate de la intervención y el PJ
Un fallo del Superior Tribunal de Justicia suspendió, mediante una medida cautelar, la realización de las elecciones provinciales previstas para el 20 de febrero de 2005.
Todos los intentos para consensuar una lista única del PJ para la interna partidaria habían fracasado, lo que llevaba a una interna que iba a dejar fuera del escenario a varios contendientes. La interna del PJ había dado lugar a tres grandes líneas: los juaristás, una alianza de los iturristas v el diputado nacional Canto (dueño del Nuevo Diario y de un multimedios), y, Ríos Olivero, reflotando el Frente para la Victoria, kirchnerista.
El proceso político quedó condicionado por esta crisis. El fallo del STJ está dirigido a salvar de conjunto el proceso político, obligando a una suspensión general del proceso electoral. El fallo de sus aliados clericales (el STJ está integrado por varios jueces designados por sugerencia de la Universidad Católica) tiene el propósito de suspender un proceso que era inviable políticamente por la división del PJ y está dirigido a ganar tiempo para reflotar el planteo de reforma constitucional. No por casualidad, el fallo de STJ surgió ante un pedido del ex cura Hisse, actual Defensor del Pueblo y dirigente del partido Memoria y Movilización, que a nivel nacional dirige Eduardo Luis Duhalde. Hisse fue una de las cabezas de la campaña promoviendo la recolección de 100.000 firmas a favor de la reforma constitucional, la declaración de no presentación a elecciones de los partidos y frentes con ascendente clerical, y una incesante agitación a través de los medios de comunicación que controla la Iglesia, por la suspensión de las elecciones alegando la inconstitucionalidad del sistema de circunscripciones previsto por la Constitución provincial, que permite la existencia de una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
Aunque esta acción está dirigida a rescatar la intervención, ha terminado hundiéndola irremediablemente. Por eso Lanusse ha ratificado que las elecciones se deben realizar el 20 de febrero, y que su mandato termina a finales de marzo. Puede ser simplemente una expresión de voluntarismo. El gobierno de la intervención está completamente condicionado por la crisis del PJ, y ésta por la división y pugna de los diversos monopolios que dominan la provincia.
Los días de Lanusse como interventor están contados. La designación de un nuevo interventor deberá estar precedida de un acuerdo entre Kirchner, Duhalde y la Iglesia, lo que significará la rehabilitación de toda el ala juarista y de los grupos económicos vinculados (Ick) que procurarán recuperar su carácter de monopolios privilegiados del futuro gobierno provincial. Desde el juarismo y todo el arco político vinculado a que están en plena campaña reclamando “seguridad jurídica”.
Asamblea Constituyente con poder, convocada por una Asamblea Popular
Tras siete meses de Intervención y dos elecciones fallidas, el pueblo santiagueño debe extraer una conclusión fundamental: ningún delegado del gobierno nacional dará una salida popular a la crisis.
De igual forma, propugnar la reforma de cuatro artículos de la Constitución (tal es la propuesta de los que recolectaron firmas para la Iglesia) constituye un intento de maquillar al juarismo. El juarismo no puede ser reformado, debe ser destruido.
No hay salida de cúpula a la crisis provincial. Se requiere una salida de fondo: una Asamblea Constituyente libre y soberana que reorganice la provincia sobre nuevas bases sociales. Esto significa llevar adelante la Reforma Agraria (la liquidación del latifundio y el reparto de la tierra para todo aquel que quiera trabajarla, bajo control de comités campesinos de base, en conjunto con el monopolio estatal de los recursos hídricos); la expropiación del Banco de Santiago y de todo« los grande» grupos económicos de la provincia, poniendo estos recursos bajo control de los trabajadores; y el reparto de las horas de trabajo entre ocupado« y desocupados sin afectar el salario.
Pedirle a la Intervención, que fracasó en realizar una miserable reforma y que defiende a los terratenientes y a grandes grupos económicos, que convoque a una Asamblea Constituyente con poder, es pedirle peras al olmo.
Los santiagueños debemos dotamos de un gobierno propio, a la altura de las tareas históricas que se le plantean a nuestra provincia para salir del atraso.
Por eso el Partido Obrero dice:
• ¡Fuera la Intervención!
• Asambleas populares en todos los pueblos y barrios; comités campesinos de base en el campo, que elijan un gobierno provisorio para que, en 60 días, convoque a una Constituyente libre y soberana.