Políticas

26/6/1997|545

Fuera Menem-Duhalde

La situación política ha llegado a extremos que revelan el completo agotamiento del régimen menemista.


Uno. El gobierno ha quedado al descubierto ante la opinión pública como una cueva de conspiradores.


Dos. Por más que se esfuerce por deslindarse de Menem, Duhalde no puede sacarse de encima su responsabilidad política por la policía de la provincia, por las ‘zonas liberadas’, por los delitos ‘bonaerenses’ y, en definitiva, por el aparato policial y parapolicial que asesinó a Cabezas.


Tres. El flamante ‘opositor’ Cavallo no solamente ha sido el ejecutor de la política que ha creado cuatro millones de desocupados, sino también el principal responsable por la ‘menemización’ del poder judicial, al que adjudica hoy la principal responsabilidad por las violaciones a los derechos ciudadanos. La ‘menemización de la justicia’tuvo como objetivo principal asegurar la ‘legalidad’ de las principales privatizaciones y el desfalco económico contra los jubilados y el sistema previsional.


Este agotamiento explica la descomunal crisis política en curso.


Cuatro. Ahora, con el caso Yabrán como pretexto, se ha formado un frente Duhalde-Cavallo que quiere sustituir a Menem en beneficio propio en forma anticipada, acompañado de la desembozada presión de la embajada norteamericana.


En su defecto, el bloque Duhalde-Cavallo aboga por una tregua ‘maffiosa’, que tendrá por eje la formación de un gabinete compartido.


La tregua deberá poner un paréntesis a los enfrentamientos y enterrar las principales causas judiciales.


Se traman, entonces, a espaldas del pueblo, las alternativas de un golpe o un arreglo, que le birlen al pueblo la posibilidad de ver en la cárcel a los ejecutores, inspiradores y responsables políticos de los crímenes cometidos contra el pueblo, y por sobre todo la posibilidad de poner fin a la política de hambre y de entrega.


Hay que movilizarse contra esta conspiración. Ni golpe ni arreglo. Fuera Menem-Duhalde, anulación de la obediencia debida y el indulto, por una alternativa política de los trabajadores, por un plan económico elaborado en un congreso nacional de trabajadores.


Pero para que los trabajadores puedan decidir el desenlace de esta crisis, y no que sus verdugos les vuelvan a imponer ese desenlace, es necesario un programa claro y una acción concreta. Los términos políticos de ese programa se resumen en la consigna Fuera Menem-Duhalde.


Ni arreglo ni golpe; para que se esclarezcan los crímenes y se resuelvan las reivindicaciones: paro nacional.


Para el próximo viernes 11 de julio se ha anunciado una marcha “por el trabajo para todos con educación, salud, jubilación y justicia”. Convocada principalmente por la CTA y el MTA, no plantea una posición frente a la crisis política, ni tampoco impulsa un paro nacional.


Al llamar a manifestar “a los argentinos golpeados por este modelo económico”, no denuncia a Duhalde, que ahora juega a la ‘diferenciación’, ni se delimita del Frepaso, que apoya la ‘convertibilidad’ y que también apoya la continuidad jurídica del régimen del indulto. El llamado está hecho a la medida de la oposición oficial con vistas a las elecciones de octubre. Exige la “independencia del poder judicial”, pero no insinúa siquiera la necesidad de acabar con los ‘grupos de tareas’ que mataron a Cabezas, mediante la anulación del indulto y de la obediencia debida.


La subordinación de las organizaciones populares a la política reiteradamente anunciada del “castigo con el voto”, es decir, la subordinación al frente opositor que va de Cavallo al Frepaso, pasando incluso por Duhalde, es una política de derrota para los trabajadores.


Llamamos a los convocantes a la marcha a impulsarla mediante un paro nacional.


La salud y el desarrollo democráticos del país exigen terminar con el régimen de Menem-Cavallo-Duhalde.