Políticas

14/6/2023

Fusión de Bunge y Viterra: un comercio exterior ultraconcentrado por un puñado de cerealeras

Fuente de desfalcos e inflación en alimentos.

Bunge.

Con la fusión de las cerealeras Bunge y Viterra, se acrecienta la concentración del complejo agroexportador argentino, el cual ya está en manos de un puñado de multinacionales que se llevan el grueso de las ganancias del principal rubro de exportación del país. Estas cuentan con sus propios puertos privados, subfacturan las exportaciones en detrimento de las reservas del Banco Central y trasladan los precios internacionales al mercado interno encareciendo los alimentos.

La empresa que surge de esa unión pasará a acaparar alrededor del 60% de las exportaciones de girasol del país, el 31% de las de harina y aceite de soja, el 20% de las de trigo, el 17% de las de cebada y el 25% de las de porotos de soja (Ámbito, 14/6). Como vemos, se produce un salto en el carácter monopólico del comercio exterior local, fuente de saqueo por parte de capitalistas foráneos de las riquezas generadas por los obreros rurales en suelo argentino.

A su vez, las maniobras de sobrefacturación de exportaciones, fraude al fisco y contrabando son moneda corriente para las empresas granarias. Sin ir más lejos, sobre Bunge recaen dos causas judiciales, una, a manos del juzgado penal económico de Marcelo Aguinsky, por presunto fraude contra la administración pública, delito de evasión agravada y un potencial lavado de activos; y, la segunda, radicada en la Cámara Federal de Córdoba, donde se investiga la utilización de empresas apócrifas para evadir impuestos. Estas corporaciones, lejos de recibir reprimiendas del gobierno por atentar contra las reservas del BCRA, gozan de total impunidad, e, incluso, acentúan su posición dominante en el mercado.

De hecho, todos los políticos capitalistas abonan al enrequecimiento de estos grupos. Por su parte, el gobierno del Frente de Todos, lanzó tres ediciones del dólar soja, garantizandole a Viterra, Bunge y cía un tipo de cambio más elevado por sus exportaciones, costeado mediante una fuerte emisión. En el caso de la oposición patronal, tanto Larreta, Bullrich y Milei tienen dentro de su plataforma la quita de retenciones al agro, lo cual repercutiría fuertemente en el precio de los alimentos. A su turno, la megadevaluación que reclama el capital agrario está en carpeta de todas estas variantes.

Por otro lado, Bunge y Viterra, al igual que las agroexportadoras ADM, Cargill, Cofco, AGD y Dreyfus son responsables, por ejemplo, de que la disparada del precio internacional del trigo -a raíz de la guerra en Ucrania- haya impactado en el precio del pan en las góndolas criollas, el cual alcanzó los $750 el kilo. Esto, cuando el país no importa ese cereal, con lo que su encarecimiento en el mundo no debería incidir en los costos de producción de los alimentos derivados de la harina. Así las cosas, el control que detentan estos pulpos sobre el comercio exterior permite que su ánimo de lucro se traduzca en más hambre para los sectores de menos ingresos.

Cabe destacar que, Viterra, además de haberse quedado con gran parte del negocio aceitero de Vicentín luego de su default, ahora planea, junto con Bunge, comprar los activos de la compañía. Finalmente, el recule del gobierno respecto a la nacionalización de Vicentín desembocó en el reforzamiento de un oligopolio oleaginoso y en una mayor extranjerización del complejo agroexportador.

Solo el programa de la izquierda plantea afectar los intereses de esos monopolios, en función de beneficiar a las mayorías. Es necesario terminar con el dominio privado del comercio exterior y que este pase a manos de los trabajadores. Se trata de una medida fundamental para cortar con esa vía de fuga de capitales y evasión impositiva y desacoplar los precios internacionales de las materias primas de los precios internos.

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