Políticas

25/8/2022

Galperín y las “reglas laborales modernas”… para despedir a bajo costo

El dueño de Mercado Libre vuelve a presionar por la reforma laboral.

El empresario.

El dueño de Mercado Libre, Marcos Galperín, volvió a pujar por una mayor flexibilización laboral. Como es habitual, el empresario reclama públicamente porque avancen los lineamientos de la reforma laboral, como la gratuidad para contratar y despedir, la exención de aportes patronales y barrer con los convenios. En este caso, compartió un artículo del Wall Street Journal sobre despidos y contrataciones en Estados Unidos, y postuló que las “reglas laborales modernas” permitían que los trabajadores despedidos puedan volver a reinsertarse rápidamente en el mercado laboral e incluso con mejores sueldos.

Las ambiciones de Galperín podemos verlas en el espejo de Amazon, la “versión yanqui” de Mercado Libre y propiedad de Jeff Bezos, que es un paraíso de la precariedad laboral. Las sucesivas muertes de trabajadores en los centros de distribución, absolutamente desamparados y sin seguridad en sus condiciones de trabajo, dispararon enormes paros y luchas que concluyeron en la fundación de un sindicato propio de los obreros. ¿Eso es un modelo para Mercado Libre? Por lo pronto, recordemos que hace unos años la empresa firmó un convenio especial flexibilizado con el sindicato de Carga y Descarga para encuadrar a su plantel de empleados.

El empresario presiona por una reforma laboral con el pretexto de que ello “crearía más trabajo”, cuando el problema fundamental del desempleo en Argentina es que los capitalistas, la clase social a la que pertenece, mantiene una huelga de inversiones permanente. En realidad, los empresarios avanzan en sobreexplotar la fuerza laboral ya empleada, y por eso todos los indicadores demuestran que tras la salida de la cuarentena creció enormemente el trabajo informal y la cantidad de puestos de trabajo sube muy por detrás del aumento en la cantidad de horas trabajadas. Las jornadas horarias más extensas, de hecho, reducen la demanda de trabajadores.

Incluso, hoy solo se utilizan dos terceras partes de la capacidad instalada de la industria del país, y estamos entrando en una tendencia a un cuadro de recesión. En este contexto el reclamo de una reforma laboral es común a toda la clase capitalista. El gobierno la tomó como un eje propio saludando reformas sectorizadas como la de Toyota. Esta intención de ir a acuerdos convenio por convenio con la burocracia de los sindicatos es un intento por evadir una respuesta obrera a semejante ataque, que es, de hecho, en parte lo que está pasando en Estados Unidos con el proceso de sindicalización en numerosas empresas que son la bandera de estas “reglas laborales modernas”, que reivindican el Wall Street Journal y Galperín.

Cuando esta ofensiva se coloca en el centro de la escena junto a la insoportable licuación del poder adquisitivo, la campaña que impulsamos por el paro nacional y el plan de lucha es también atinada para defender nuestras condiciones laborales de las garras de los capitalistas y sus gobiernos.