Políticas

1/12/2016|1439

Ganancias: con Macri o con Massa, pierden los trabajadores


Ganancias entró en la crisis política de fin de año. Todo indica que llegaremos a la sesión de Diputados sin un proyecto de consenso entre los novios Cambiemos y el Frente Renovador que legislaron todas las leyes del ajuste, concesiones al capital y endeudamiento. La última, el Presupuesto 2017, que condiciona el impuesto al salario, porque establece un aumento de la recaudación general del impuesto a las Ganancias del 27,9%, contra una pauta inflacionaria del 17%.


 


Es decir que Massa, que se jacta de tener la iniciativa política en esta discusión, es socio de la mayúscula defraudación electoral de “ganancias”. Primero, porque acompañó al gobierno que amplió la base tributaria de aportantes trabajadores en 2016, sin discutirlo en el Parlamento. Segundo, porque ahora terció para discutir una módica modificación del Mínimo no Imponible, y de ningún modo terminar con el Impuesto al Salario.


 


¿Por qué entonces llegaríamos a la sesión sin el clásico acuerdo cocinado entre el macrismo, Massa y el PJ disidente?


En primer lugar Massa, como buen “hombre de Estado” se desveló por compensar el “desfinanciamiento” que produciría el alivio a los trabajadores afectados -algo que no le preocupó durante todo el año en el que se legislaron subsidios empresariales variados, desde la rebaja de impuestos a las terminales automotrices hasta la amnistía a los evasores beneficiados por el blanqueo de capitales.


 


Frente a los nuevos impuestos planteados al juego, a ciertas rentas financieras, el retroactivo al dólar futuro y la rebaja de retenciones a las mineras, el gobierno se alarmó de espantar a la fauna del Minidavos. Por otro lado, varias de estas cuestiones afectan a los gobernadores, incluidos los peronistas de provincias mineras que estuvieron en la cocina de la rebaja de retenciones, con el propio Luis “Barrick” Gioja a la cabeza, nada menos que el presidente del PJ, y ahora renovado vicepresidente segundo de Diputados.


 


Los gobernadores, además, están en la primera fila contra los trabajadores que serían desgravados por Ganancias, porque se trata de un impuesto coparticipable y ellos forman parte del lobby de todo el sistema impositivo regresivo. Esto le da al gobierno la esperanza de que perdiendo en Diputados, gane la pulseada en el Senado y si no hay ley, siga el baile en los mismos términos confiscatorios que hasta ahora. Todo en un marco de confusas responsabilidades ante la división del peronismo, o más bien su reagrupamiento para impedir terminar con el impuesto al salario, algo de lo que fueron parte activa durante los años kirchneristas.


 


Nosotros fuimos la (única) voz de los trabajadores mediante un proyecto que llevamos elaborado como parte de la plataforma electoral en 2013, presentado en conjunto con Jorge Altamira, antes de nuestra primera entrada al Parlamento nacional. Lo nuestro es la anulación de Ganancias en los salarios de convenio, en la carrera estatal o judicial, en jubilaciones y en el monotributo. Gravamos con 69.000 pesos de Mínimo no Imponible (MNI) a directivos empresariales, jueces, legisladores y funcionarios, y amparamos con ese piso a profesionales liberales. 


 


A tal punto fue así, que la CGT, impedida de hablar ante Presupuesto, pudo hacerlo por reclamo nuestro (algo que su exponente, Jorge Sola del Seguro, puso de relieve). Héctor Daer y Facundo Moyano, no pintaron, ni defendieron sus proyectos de Ganancias. Furlán y Martínez de la UOM (FpV) tampoco. Taboada, de Camioneros de Chubut, estaba, nos aplaudió, pero no habló. La voz política y física del movimiento obrero en su conjunto fue el Partido Obrero. Ninguna fracción del peronismo amparó a la representación formal de los trabajadores, sólo lo hizo el PO.


 


De hecho, en nuestra intervención destacamos al Sutna y Aluar, ya adheridos a nuestro proyecto, también que la Bancaria coincide con su contenido. Y la propia CGT chocó con Cambiemos y todos los presentes al reclamar la supresión directa de la cuarta categoría.


 


Claro, lo que no hace la CGT es patear la nefasta Mesa de Concertación, convocar un congreso de trabajadores y definir un programa y un plan de lucha ante el completo fracaso del gobierno y la descarga de su crisis sobre los trabajadores. Ganancias y las demás banderas de la clase obrera, serán levantadas por el clasismo el 20 de diciembre en la Plaza de Mayo.


 


En el Parlamento somos sus tribunos.