Políticas

26/7/2012|1232

Gerardo “Batallón 601” Martínez, ícono del nuevo sindicalismo oficial

En julio de 2011, el sindicato de la construcción Sitraic y organismos de derechos humanos -AEDD, Apel y Cadep, entre otros- presentaron una denuncia para que se investigue a Gerardo Alberto Martínez como agente de inteligencia en el período de la dictadura militar, ya que su nombre figuraba en el listado del Personal Civil de Inteligencia (PCI) del Batallón 601. La denuncia quedó finalmente en el juzgado de Ariel Lijo, como “agente del Batallón de Inteligencia 601”.


El juez Lijo no admitió aún a los denunciantes como querellantes: aduce que el fiscal no ha requerido ni determinado el objeto procesal, solicitando nuevas medidas preliminares de investigación.


Se sabe que como resultado de esas medidas solicitadas por la Fiscalía, la secretaría de Derechos Humanos admitió que Gerardo Martínez había revestido en carácter de personal civil en el Batallón 601, aunque informaba que había actuado entre marzo de 1982 y diciembre de 1983. En el marco de esas medidas, se solicitó también el legajo a la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército.


El domingo pasado, trascendió públicamente el contenido detallado del legajo del burócrata sindical. En él, figura su ingreso en julio de 1981 en el Destacamento de Inteligencia 201, con asiento en la guarnición de Campo de Mayo. Cobró su primer sueldo en octubre de 1981.


El Destacamento 201 en el que sirvió Martínez dependía del Comando de Institutos Militares. Durante la dictadura, sus jefes fueron los generales Riveros, Montes, Nicolaides y Bignone. El Comando tenía el control operacional sobre la “Zona 4”, la cual comprendía los partidos de Escobar, General Sarmiento, General San Martín, Pilar, Tigre, Tres de Febrero, Vicente López y San Fernando -de donde era oriundo Martínez.


El Comando de Institutos Militares remitía información al Batallón de Inteligencia 601, hacia donde también reportaban las “comunidades informativas” del personal militar, policial, gendarmería, prefectura, delegaciones de la Side y del personal civil de inteligencia. A partir de esa información, actuaban los distintos “grupos de tareas”. Muchos militares y civiles que prestaron servicios en el Destacamento de Inteligencia 201 también lo hicieron en el Batallón 601, como fue el caso del PCI Gerardo Martínez.


En el legajo queda especificado que su especialidad fue “agente de reunión en el ámbito gremial”, cuya categoría era “In 14, cuadro C-3” -la misma que detentaba el “Turco Simón”- y su seudónimo era Gabriel Antonio Mansilla. Martínez negó sistemáticamente haber sido agente de inteligencia; en declaraciones radiales había dicho que “había sido convocado por los militares para la reconstrucción de las islas Malvinas una vez que las Fuerzas Armadas dominaran el territorio, pero que él no tuvo nada que ver con la dictadura, ni había firmado nada”.


Sin embargo, el legajo muestra que Martínez no sólo firmó, sino que en enero de 1982 juramentó por “fidelidad y lealtad” con el órgano de la inteligencia militar.


En 1983, el jefe del Saeic -el capitán Raúl Fernando Delaico- lo recomendó para el ascenso, por su tarea entre 1982 y 1983. Este capitán, encargado de evaluar a Martínez, participó con el represor Eduardo Alfonso en el operativo en la casa de la familia García Recchia, el cual culminó con un asesinato y el secuestro de una mujer embarazada, cuyo hijo fue luego apropiado.


La participación de Delaico quedó al descubierto por el Boletín Público del Ejército Argentino N° 4.148, del 6 de julio de 1977: figura la condecoración que le dieron por haber recibido un disparo. La reseña dice así: “con motivo de las operaciones realizadas en la localidad de Villa Adelina, Provincia de Buenos Aires, el 12 de enero de 1977. Medalla ‘Herido en Combate’ al Teniente primero C. D. Eduardo Alfonso y Teniente primero D. Raúl Fernando Delaico”. No acompañó a la cárcel a su cómplice Alfonso, porque falleció previamente.


Martínez está conceptuado por este apropiador de menores y asesino como un agente “capaz y útil en su trabajo específico, con excelente nivel de desempeño para las tareas que se le ordenan”.


El 20 de agosto de 1984 fue aceptada su renuncia, pero dada su elevada apreciación por el Batallón 601 se aclara que es “apto para ser reincorporado”.


En su solicitud de renuncia había fundamentado que tenía “excelentes posibilidades de progreso en la actividad privada”. Esas posibilidades estaban directamente ligadas a haber logrado ser electo como primer vocal de la seccional Capital de la Uocra, en marzo de 1984.


En 1989, llegaba a convertirse en Secretario General de la Uocra.


El 16 de julio de 2012, lo encuentra sentado a la derecha de la Presidenta de la Nación.