La alianza política y amistad de Gerardo Morales con Sergio Massa es de vieja data, comenzando por la conformación de “Cambia Jujuy” en 2015, donde el vice Haquim respondía al entonces candidato a presidente por el Frente Renovador.

Sin embargo, el saludo del gobernador de Jujuy al anuncio del nuevo “superministro” se debe también a mimetizarse con el apoyo que recogió Massa de gran parte de los empresarios locales y el capital financiero. La llegada de Massa viene con devaluación bajo el brazo y el intento de “ordenar” la economía, profundizando el ajuste contra el pueblo, mayores concesiones al gran capital y conseguir dólares a través de una mayor entrega de los recursos estratégicos del país.

Bien mirada, la hoja de ruta de Massa es lo que viene haciendo Morales en Jujuy. Ajuste brutal en el gasto público provincial imponiendo la paritaria más baja del NOA a los estatales. Grandes concesiones a empresarios de la provincia, como fue la quita del impuesto de ingresos brutos al Ingenio La Esperanza de Budeguer y rematando el litio a multinacionales por un miserable 3% de regalías.

El presidente de la UCR piensa todos sus movimientos y declaraciones políticas en función de su instalación como posible candidato presidencial en 2023. Meses atrás fue un aliado de Alberto Fernández en el acuerdo con el FMI, para mostrarse como el ala “dialoguista” de Juntos por el cambio, pero en cuanto se profundizó el derrumbe del gobierno nacional decidió acercarse nuevamente a sus pares de coalición, como Larreta y Patricia Bullrich y criticar más duramente al presidente. Hoy al ver que el “establishment” le tira un guiño a Massa, Gerardo acompaña.

Jujuy también arde

El guiño de Morales a Massa como “salvador” del gobierno nacional es también un intento por resguardarse de una situación explosiva en Jujuy.

Aunque intenta responsabilizar de la crisis nacional -que lógicamente impacta a Jujuy- solamente al Frente de Todos, Morales es un gran responsable de que se apruebe el acuerdo con el FMI, cuyo contenido decía explícitamente recortar las transferencias a las provincias y que los gobernadores recorten el gasto público. Las paritarias del 38% a septiembre a todos los estatales frente a una inflación descontrolada están generando una bronca muy fuerte entre los trabajadores que se combina con el tarifazo en el transporte y un crecimiento de la pobreza generalizada.

Hace semanas que los trabajadores de la salud, mediante auto convocatorias, vienen movilizándose contra los salarios de hambre. El SEOM anunció un paro de 48 horas en rechazo a la paritaria, cuando hay municipales con un salario básico de $20.000.

Los 16 allanamientos y la infiltración a las organizaciones sociales ordenadas por el gobernador se le volvieron un boomerang con una movilización histórica en la provincia.

Morales encuentra su fortaleza en el fracaso del peronismo, pero los trabajadores empiezan a levantarse también contra el gobernador.

Los planes de Massa y Morales son más penurias para los trabajadores. A seguir el camino de la lucha y unificarla con un paro provincial y nacional para derrotarlos.