Golpismo K en la provincia de Buenos Aires
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La ofensiva nacional y popular para voltear a Scioli no amaina, pero el ex motonauta no parece inclinarse a ofrecer la renuncia, sino todo lo contrario: mientras pone cara de poker, sus operadores realizan infatigables contactos y trenzas para la tenida decisiva. Luego de fracasar en la tentativa de financiarse con un bono nacional en poder del Banco Provincia, Scioli decidió prorrogar por decreto las licencias para el juego -un negociado para Codere, Boldt y otros- a cambio de un adelanto de plata. Scioli sacó, así, el hacha de guerra, porque es el decreto que lo pone por arriba de la bancada "militante" en la Legislatura. Y la prórroga de licencias ningunea a los capitalistas del juego más cercanos a la Presidencia. Los escolares que se han tomado sus vacaciones invernales podrán ver, de este modo, una versión desconocida de "titanes en el ring".
Mientras De Vido se reúne con intendentes bonaerenses para "puentear" a Scioli, se menea un improbable juicio político al gobernador y una fuerte presión de la Rosada para designar a un nuevo Ministro de Economía bonaerense. Esta movida ilumina el aspecto más importante de la crisis: la necesidad del Estado K de centralizar todas las cajas del país, lo que implica manejar las diversas concesiones y licitaciones -más allá de lo que ya ocurre con las obras públicas. Es lo que dejó en evidencia CFK en su discurso en cadena contra Scioli, cuando aludió a las industrias y comercios que pueblan la pampa bonaerense. En tanto, desde la Corte de Justicia de la Provincia -con algunos duhaldistas incluidos- se ha armado otra ofensiva contra Scioli, a lo que éste respondió achicando a dos cuotas el pago del medio aguinaldo.
La ofensiva destituyente -presentada por La Cámpora, Mariotto y Verbitsky como una enorme batalla "antineoliberal"- ha ganado a reconocidos dirigentes michelistas de ATE provincia, quienes no dudaron en apoyar en forma oficial a Mariotto. El cañazo a la autonomía provincial, como también la fractura de la CGT, forman parte de la ofensiva del ajuste, no de una cruzada progresista a favor de los intereses populares. Es decir que la virtual intervención federal a la provincia tiene un contenido reaccionario. Los únicos que tienen derecho a voltear a Scioli son los trabajadores bonaerenses.
El remplazo de Scioli por Mariotto ya tiene su financiamiento. El Banco Central recompraría los bonos Bogar, que se encuentran en manos del Banco Provincia. Es lo que pretendía hacer Scioli, pero no lo dejaron. Estos bonos le habían sido entregados por el Estado nacional al Tesoro de la Provincia, que éste descontó en el banco oficial. El Central compraría, con emisión, los Bogar al Banco Provincia, el cual represtaría el dinero al gobierno provincial. El ajuste bonaerense vendría acompañado de una descomunal bicicleta financiera, implementada por el gobierno del "desendeudamiento". La cotización de los Bogar se encuentra por el piso, pues rinde un 20% anual en dólares. El Central autorizaría otros 6.000 millones de pesos, los que comprometen más del 20% de los depósitos del Banco Provincia, a cambio de la cabeza del gobernador. Scioli no parece querer entregar otra parte de su cuerpo.
Las huelgas contra el desdoblamiento del medio aguinaldo dejaron ver entre los trabajadores una visión más amplia que la de sus dirigentes dispuestos al travestismo. Los cánticos en las marchas apuntaron tanto a Scioli como a la Rosada. Esta es la única vía para ganar este episodio de la lucha, la que seguirá cuando comiencen los retrasos de sueldos y de otros aguinaldos. En oposición a un golpe en la Provincia -a la paraguaya-, llamamos a la organización independiente de los trabajadores, y a luchar por un gobierno de los mismos.