Políticas

27/2/2023

Grabois candidato de la coalición fondomonetarista

Una candidatura testimonial para “emparchar” al Frente de Todos.

Juan Grabois y Axel Kicillof.

El líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois, lanzó públicamente su candidatura presidencial, el pasado jueves 23, dentro de la interna del Frente de Todos, lo que a las claras parece una operación contención contra la ruptura política del flanco izquierdista y progresista del oficialismo, en un cuadro de disgregación del gobierno.

El anuncio se realizó en la ciudad de La Plata, en oportunidad de la presentación de su último libro “Los Peores. Vagos, ocupas, chorros y violentos” y contó con la muy sugerente presencia del gobernador bonaerense Axel Kicillof, reforzando el ala kirchnerista del Frente de Todos ante la debilidad de las candidaturas oficiales para los próximos comicios.

Grabois siempre se ha identificado como parte del gobierno del Frente de Todos, gravitando desde una posición distante que le ha permitido deslizar algunas críticas ocasionales –incluso la amenaza no cumplida de emprender un plan de lucha-, sirviendo como canalizador del descontento de aquellos votantes y militantes del gobierno que se fueron desencantando con la política oficial.

El dirigente del MTE había amenazado con emprender un plan de lucha contra el gobierno si este no avanzaba en medidas puntuales para los sectores populares como el acotado Salario Básico Universal que promueve el kirchnerismo y como respuesta a la pobreza agudizada por la aplicación el pacto con el FMI; sin embargo, se bajó del caballo apelando a que había que unificar fuerzas luego del atentado contra Cristina Kirchner y luego del anuncio oficial de un subsidio temporal solo para indigentes.

Por lo antes expuesto, la calificación que hizo Grabois respecto al actual presidente, Alberto Fernández, como “mediocre”, “tibio” y “cobarde”, también le valdría a él. Aunque, puesto de esa manera, significa una exculpación a quienes aplican una política consciente y ajustadora contra los trabajadores.

Alberto Fernández y su gobierno no son víctimas de un ataque de pánico sino los representantes políticos de un plan sistemático de ajuste, recorte del gasto social, inflación, despidos, desocupación y hambre dictado por el FMI. Allí se inscriben los 100.000 despidos en el Potenciar Trabajo, cuyo origen debe remontarse al dedo acusador de la vicepresidente Cristina Kirchner contra el “exceso de planes sociales” y las organizaciones piqueteras.

Entre las cosas “controvertidas” que se le escucharon al ahora precandidato presidencial se encuentra el compromiso de “garantizar que en cinco años estará asegurado el acceso a la tierra productiva y a la vivienda”. Lo dijo con la presencia del gobernador que expulsó con represión a miles de familias sin tierra de Guernica y que mantiene en vilo a procesos de igual orden en todo el conurbano bonaerense y alrededores, particularmente en la ciudad de La Plata, donde se desarrolló la presentación.

La provincia de Buenos Aires debe encabezar el ranking de crisis habitacional en el país, con millones de trabajadores sin vivienda propia ni tierra, o viviendo en tierras inhabitables, al borde de arroyos y cauces contaminados, en condiciones de hacinamiento y precariedad absoluta, etc.

La precandidatura de Grabois es una acción política más allá de su sustentabilidad. Grabois se propone como el alter ego de los sectores desencantados con el gobierno “nacional y popular” del FMI. Su lanzamiento es para evitar que estos sectores rompan y se vayan con la izquierda. Es una indicación a que “la lucha está dentro del Frente de Todos” y no por fuera; con el FMI y sus funcionarios y no con el pueblo trabajador.

Al igual de Alberto Fernández, Kicillof somete el presupuesto de la provincia y las necesidades populares al Comité de acreedores de la deuda de la provincia y los distintos condicionamientos del capital financiero y los especuladores.

Grabois se reconoce como parte de una orientación que considera que ya no hay que luchar por recuperar el trabajo genuino y que los “trabajadores excluidos” solo pueden aspirar al eufemismo de la “economía popular”: la autoexplotación, sin derechos laborales, subordinada al capital.

El peronismo y sus distintas expresiones están comprometidos a un programa antiobrero y antipopular: no hay ninguna salida real en los marcos del Frente de Todos y el kirchnerismo a los problemas de los trabajadores. Esto se expresa en el desarrollo y crecimiento de la izquierda en el movimiento de desocupados, que queda de manifiesto con la acción de la Unidad Piquetera contra las bajas y por trabajo genuino y las reivindicaciones inmediatas.

Es el planteo del Partido Obrero respecto a poner en pie un movimiento popular con banderas socialistas, para que los trabajadores ocupados y desocupados tengan su expresión política independiente en el Frente de Izquierda Unidad.