Políticas

12/6/2008|1041

GRAFICOS | Otra huelga, otra victoria

Tras seis días de huelga en las dos plantas de Celomat, una en Villa Martelli, la otra en el Parque Industrial de Pilar, los trabajadores arrancaron la reincorporación de un despedido, se afiliaron masivamente al sindicato y eligieron una comisión provisoria. El pulpo es propiedad de los Matarazzo y del Grupo Zupan (Interpack).

Como en gran parte de la industria, y de las gráficas, Celomat era una pequeña cárcel: jornada de doce horas "obligatoria", pésimas condiciones de seguridad e higiene, categorías inferiores a las del convenio, ítems mal abonados y la prohibición absoluta de realizar actividades sindicales. El disparador de la huelga fue la afiliación masiva y compulsiva al sindicato por impulso de los propios trabajadores, para doble sorpresa de la patronal y el sindicato.

El conflicto se prolongó durante seis días, se extendió a la planta Pilar, aún más carente de toda organización, por la pulseada entre los obreros y la patronal por la sindicalización de las plantas. Rápidamente, la patronal accedió a reincorporar el compañero despedido si se deponía la sindicalización, pero la respuesta obrera fue mantener el reclamo a toda costa. Ese fue el punto estratégico de esta huelga victoriosa que mete una cuña más en el coto capitalista antiobrero del parque industrial de Pilar.

Los métodos gráficos de Celomat fueron la huelga, asamblea, piquete, acto en puerta de fábrica con delegaciones de otros talleres, movilización al sindicato, elección de una comisión de tres representantes que actuaron ante la patronal y como dirección del conflicto. 

Se abre ahora un periodo de negociación que incluye como un punto fundamental la consolidación de la representación sindical interna.

El gremio gráfico adelanta el reloj de una tendencia de reorganización muy profunda. Irrumpe una juventud en los cuerpos de delegados, se rompen los topes salariales en los talleres de vanguardia y se organizan los desorganizados buscando revertir casi dos décadas de flexibilidad laboral.

Miguel Bravetti