Políticas

29/12/2022

Guaymallén: corrupción, la S.A. de Marcelino Iglesias y los empresarios privados

Un nuevo caso de robo destapa un régimen corrupto que no para.

Municipalidad de Guaymallén.

Recientemente trascendió la noticia de que la Unidad Fiscal Robos y Hurtos de la ciudad de Guaymallén (Mendoza) recibió una denuncia por robo de materiales desde un galpón municipal donde desaparecieron materiales de construcción.

Existen una serie de denuncias cruzadas donde se involucra a funcionarios y empleados, a quienes se responsabiliza por el hecho que luego trascendió. Según las declaraciones, los materiales robados tenían como destino el corralón Andacollo S.A. mediante una serie de órdenes falsificadas.

Lo llamativo es que esta firma, durante el 2021, le vendió materiales al Comité de la UCR Mendoza por más de dos millones de pesos, según un informe de la Afip, quienes remodelaron sus instalaciones en Guaymallén, cuando el hijo del intendente era la máxima autoridad.

Los trabajadores acusados en un primer momento declararon que el director del área, Ramiro Garcia, (allegado de uno de los posibles candidatos a intendente, Marcos Calvente, era el responsable de las órdenes.“Yo supe de un solo lugar, que me informó el director, que fue a un corralón que se llamaba Andacollo”, declaró uno de los empleados a la fiscalía. Además, se suman declaraciones de rumores acerca de la venta de materiales por parte de funcionarios del municipio y de circuitos para usarlos como materiales para uso de la UCR.

Más allá de la posible opereta por alguna fracción opositora del mismo riñón de Marcelino, este escándalo envuelve al propio Intendente porque viene de una seguidilla de situaciones similares que hoy explican porqué obligaron a los trabajadores del municipio a firmar acuerdos de confidencialidad, una maniobra que era inédita y mediante la cual se denunció a través de varios trabajadores intenciones malintencionadas.

Como antecedente, hace algunos meses se denunció la “desaparición” de decenas de máquinas bordeadoras que estaban en la oficina de un funcionario. Se suman a esto las acciones inescrupulosas de los propios concejales de Iglesias, como el caso del concejal Forquera que debió renunciar el año pasado por extorsionar a sus secretarios privados si no le entregaban parte de sus haberes, y la continuidad de los concejales de la UCR que fueron socios del corrupto y condenado Luis Lobos.

A través del exconcejal Federico Telera, el Partido Obrero y la Izquierda destapó la olla de la Cooperativa de Lobos. Y también planteamos, cuando asumió Marcelino Iglesias, que la “cooperativa”, como se denominó la red de corrupción de Luis Lobos, pasaba a ser una Sociedad Anónima. Hoy vemos que se sigue manteniendo y otorgando la obra pública a varias empresas que funcionaron con Luis Lobos y que los casos de robo y corrupción están a la orden del día. Negocios estrafalarios como las obras del Carril Godoy Cruz o actualmente el barrio Santa Ana, indexados al dólar y que nunca terminan.

Los políticos capitalistas y su funcionariado velan por mantener los negocios millonarios de los empresarios privados, pero no mueven un peso para recomponer los salarios municipales, urbanizar los barrios populares o construir viviendas.

No solo es contradictorio el discurso de “honestidad” o “transparencia” que pregona Iglesias, es también cada vez más contradictorio su política propatronal con el deterioro de las condiciones de vida de los vecinos y trabajadores de Guaymallén.

Por esto es que desde el Partido Obrero en el Frente de Izquierda hacemos un llamado a enfrentar a estos políticos capitalistas corruptos y exigir que deben ser apartados de sus cargos los funcionarios involucrados. En segundo lugar, el municipio debe terminar con la terciarización de obras. Refuncionalizar los galpones, subir los salarios municipales y poner en marcha un plan de obra pública y urbanización ejecutado de manera directa, sin ningún intermediario, bajo control de los vecinos y trabajadores.

La única salida que es opuesta a la corrupción, al despilfarro y los negociados empresariales es encolumnarse en función de nuestras necesidades. Un movimiento popular que los saque de sus asientos y donde las reivindicaciones sean esta vez con las banderas de los trabajadores de Guaymallén, con las banderas de la izquierda para que se vayan los políticos capitalistas y no quede ni uno solo.