Políticas

6/8/1998|595

Guerra comercial y revolución

La importancia de la guerra desatada entre EE.UU. y Europa con el precio de los cereales se puede medir en que luego de haber aprobado en el marco de la OMC (ex Gatt) la reducción de los subsidios en el 2000, se están vendiendo cereales con un 50% de dinero público. Europa le vendió un millón de toneladas de trigo a China (habitual comprador de EE.UU.) con un precio subsidiado de 86 dólares; Estados Unidos vendió cebada subsidiada a 48 dólares la tonelada y anunció la entrega de dos millones de toneladas de cereales y oleaginosas como ayuda humanitaria al sudeste asiático. Entre ellos se encuentra Indonesia, “comprador de Argentina”, como se queja Felipe Solá.


Los ‘tigres asiáticos’ funcionaron como motor del mercado, lo que incentivó una inversión en gran escala en los países productores. Hoy EE.UU. se ve obligado a comprar parte de la producción triguera, para luego regalarla, para contener la quiebra generalizada. La decisión de regalar el cereal a Indonesia responde, también, al deseo de contener la reforma agraria en caliente que los obreros de ese país están ejecutando para poder subsistir. El imperialismo quiere evitar la expropiación de los terratenientes y que el problema de la tierra se resuelva en términos revolucionarios.