Políticas

23/9/2020

Guzmán, el presupuesto y el dibujo que no fue

El ministro de Economía presentó el proyecto de Presupuesto 2021.

Este martes el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó el proyecto de presupuesto 2021 en la Cámara de Diputados. Una semana antes habían sido enviados los principales elementos macroeconómicos se mostraron como un verdadero esbozo cuando pocas horas después el Banco Central hiciera los nuevos anuncios sobre la política cambiaria, lo cual revela el desconcierto y contradicciones en la política oficial

Lo concreto es que se dieron a conocer las cartas del mentado “plan económico” que, lejos de implicar un programa estratégico de salida a la crisis, se limita a una hoja de ruta marcada por el acuerdo con el FMI y los lineamientos que ahí se vienen discutiendo. Guzmán aseguró que contemplan un déficit fiscal primario del 4,5%, casi la mitad del déficit 2020 que cerrará cerca del 8%. Según Clarín (13/9) se trata de “un objetivo ambicioso, en especial en un año electoral, que implica el mayor ajuste del gasto en un año desde el regreso de la democracia”.

Se contempla un rebote de la actividad económica que crecería 5,5%. Frente al 11 % de caída que se estima en el 2020 es la confesión que el país está lejos de revertir el derrumbe de este año. El déficit financiero -que agrega al déficit primario los intereses de la deuda- se sitúa en el orden del 6% del PBI. Es decir que a pesar de la “exitosa” negociación de la deuda y tal como analizamos en su momento en Prensa Obrera los bonistas se aseguraron (con la reducción del plazo de gracia) la garantía de que el gobierno debía ser él mismo quien ejecutase el ajuste y garantice los dólares necesarios para el pago a los acreedores.

Para conseguir dicho objetivo el gobierno se propondrá una nueva reforma previsional que ratifique el robo que vienen sufriendo los jubilados a lo largo de este año, donde en lugar de aumentar de acuerdo a la inflación lo harán de acuerdo a la recaudación, permitiendo consumar la pérdida de hasta un 15% respecto del aumento correspondiente por la movilidad macrista.

Sin embargo esto no sería suficiente para un recorte del gasto de la magnitud que están prometiendo los negociadores argentinos en Washington. La mirada se posa entonces sobre el IFE, el reducido estipendio que surgió en medio de la cuarentena y que puso al desnudo la informalidad y precariedad de millones de trabajadores y trabajadoras.

A las jubilaciones de miseria y recortes que condenarían a una nueva capa de trabajadores a la indigencia, se le suma el agravamiento del ajuste sobre los trabajadores estatales, la docencia y los trabajadores de la salud. El presupuesto en salud se comprime y el de educación apenas alcanza al 1,3 % del PBI , lo cual perpetúa las penurias actuales.

Del Messi al Picasso de las finanzas

En el dibujo esbozado por el ministro queda claro, de todas formas, cuál es su orientación económica. Mientras el déficit se achica en las erogaciones sociales, los diputados se preparan para votar todo tipo de subsidios a las patronales a través de exenciones impositivas. Con la excusa de fomentar la producción y el trabajo el gobierno manda un proyecto que es un papiro de beneficios al capital.

El financiamiento del déficit era un punto insoslayable en la exposición presupuestaria. En la perspectiva oficial los pesos faltantes se obtendrán en un 40% con la emisión de nueva deuda en moneda local y el resto por la vía de la tan exhausta emisión monetaria. En lo que va del 2020 el central lleva impresos más de 1,5 billones de pesos, luego absorbidos prácticamente en su totalidad (1,1 billones) vía leliq a una tasa del 40% anual y una ganancia sideral para los bancos (Infobae, 8/9). En los últimos meses el kirchnerismo viene jactándose de haber reducido la emisión de moneda y de haber logrado emitir nueva deuda en pesos (roll over), pero esto dista notablemente de un fortalecimiento de la moneda nacional dado que se pagan tasas altísimas y se arma una nueva bola de nieve que eventualmente será “licuada” a través de una nueva devaluación.

Más allá de las proyecciones fiscales el gobierno presentó un tipo de cambio oficial para diciembre de 2021 de 100 pesos, lo que que ratifica que estamos ante un dibujo ( “sarasa” parafraseando al ministro) pues esa cifra seguramente sea superado un año antes. Además defendió la tesis de que esta devaluación encubierta no tendrá un impacto en precios y por eso calculan una inflación anual del 29% para el año que viene. Este dato resulta inverosímil si tenemos en cuenta que el dólar se encuentra en pleno galope, la inflación en ascenso y se planifica una emisión bestial. Todo el planteo encubre una caída del salario real ya consumado este año con las paritarias congeladas o tratándose recién ahora luego de una inflación anual que supera el 20%.

En resumen,el gobierno presentó un presupuesto de ajuste que se contrapone a las enormes necesidades económicas que enfrentamos los trabajadores para salir de la crisis.