Huelgas de futbolistas por salarios impagos, amenazas de paros de divisionales enteras, el conflicto del futsal femenino y un gran impasse político en la conducción de los destinos de nuestro futbol…

Todos estos temas surcaron la charla debate sobre la crisis de nuestro futbol que tuvo lugar el viernes 28 en el local del Partido Obrero de Belgrano.

Participaron Daniel Kiper, ex candidato a presidente de River, y Juan Ferro, dirigente del PO.

Kiper expuso su visión sobre los acontecimientos recientes, enfatizando en la necesidad de que los clubes exploten directamente, sin intermediarios, la televisación de los partidos, aprovechando  las innovaciones tecnológicas de las trasmisiones web. Por su parte, Ferro señaló que discusiones similares tuvieron lugar cuando los encuentros se comenzaron a trasmitir por radio. El problema es que la salida de la Superliga liquida a los clubes del de menos convocatoria  o del interior y que está pensada para “18 cuadros como máximo”. ¿Qué empresa querrá trasmitir los partidos de más bajo rating?

Ante la propuesta de Kiper de que agentes estatales sean veedores de las administraciones de los clubes, debido a los desfalcos financieros de los mismos. Ferro señaló que la magnitud de la crisis es tal que el futuro de los clubes se divide en tres alternativas: Asociaciones civiles sin fines de lucro, Sociedades Anónimas y cooperativas. Para el dirigente del PO, está en manos de jugadores y socios la tarea de salvar el futbol. La incapacidad de la camarilla empresarial  que copó los clubes y el final anunciado del “Fútbol Para Todos” para 2017 van a marcar la reunión de la AFA del próximo 7 de noviembre, en la cual los dirigentes de los clubes intentarán avanzar en un nuevo estatuto, darle forma a la Superliga y llamar a nuevas elecciones de autoridades. Respecto a esto último los dos expositores presentaron la misma posición: elección directa de las autoridades y libertad sin restricciones para quien desee postularse.

Para los luchadores socialistas, hay que democratizar el futbol argentino y expulsar a las camarillas empresarias de la conducción de los clubes. Mientras expulsan a los sectores populares de los estadios y de la vida social de las instituciones deportivas, estas camarillas –ahora, como en los 90– quieren privatizarlos.

El único camino posible es desarrollar espacios políticos en los clubes, independientes de los distintos bandos capitalistas que se disputan el negociado, y devolver los clubes a los trabajadores, porque  al fin y al cabo, ellos fueron sus fundadores allá a principios del siglo XX.