Políticas

18/6/2009|1088

Hilda Molina

Desde estas páginas hemos defendido sistemáticamente el derecho de salida de Cuba de la médica disidente Hilda Molina, en el marco de nuestra defensa de la libre movilidad de todos sus ciudadanos. La salida de la médica impugna el argumento que esgrimió el gobierno de Cuba, en su momento, de que el veto obedecía a razones de seguridad nacional. Es probable que se haya tenido en cuenta, para la autorización, la situación final de la madre de la médica. En otro plano, es un mensaje a Obama, que ha pedido ‘gestos’ de parte del gobierno cubano para hacer avanzar las negociaciones bilaterales. Ahora, el próximo ‘gesto’ lo tendrá que hacer Obama.

La prensa capitalista no ha dejado pasar el hecho para machacar su campaña contra el régimen cubano, para lo cual necesita pasar la esponja sobre el muro que Estados Unidos ha construido en la frontera con México, para impedir la libre circulación de personas entre países que, sin embargo, han firmado una tratado de libre movimiento de capitales. Asimismo, pasa la esponja sobre la brutal represión que ejercen todos los Estados capitalistas contra los inmigrantes legales y contra los clandestinos, y sobre su propio reclamo de que los países expulsores construyan un cordón de seguridad para que los eventuales emigrantes no puedan salir de sus naciones. Algo así acaban de firmar en Roma, Berlusconi y Gadhaffi.

Es necesario insistir también que los Estados Unidos tiene un régimen migratorio único para cubanos, que son aceptados como residentes desde que pisan territorio norteamericano. El objetivo es estimular aquello que no quieren que ocurra en el resto del mundo: la salida clandestina y, si es posible, masiva. Uno de los puntos que negocian Raúl Castro y Obama, ahora, es precisamente el tema migratorio, que debería concluir en un acuerdo de restricción de la aceptación de ciudadanos cubanos. Estamos naturalmente en contra de estos acuerdos, puesto que defendemos el derecho a la libre emigración en todo el mundo y combatimos la discriminación y la xenofobia. Como socialistas somos partidarios de expropiar al capital y de levantar las fronteras entre las naciones. Cuba da un ejemplo al mundo cuando envía a sus médicos, por ejemplo, a Venezuela, para contribuir con la salud de las naciones hermanas. Claro que esto comporta, en muchos casos, una diferenciación social dictaminada en forma burocrática, a la cual nos oponemos.

La emigración de los ciudadanos de los países pobres a las grandes metrópolis capitalistas debe ser resuelta por medio de la revolución social y de la colaboración socialista entre las naciones. Las burguesías nacionales de los países atrasados, por ejemplo México, explotan sin conmiseración a sus pueblos y luego se ‘quejan’ de que busquen una salida en los Estados Unidos, donde son explotados luego con mucha menos conmiseración.

Christian Rath