El precandidato a presidente por el Partido Obrero y el Frente de Izquierda, Gabriel Solano, recorrió, el pasado miércoles 10, distintos barrios de Almirante Brown donde dialogó con los vecinos y vecinas respecto a los principales problemas que estos tienen. La inseguridad y la extensión de los narcos y transas en las barriadas ocuparon gran parte de los intercambios, poniendo de manifiesto la connivencia del Estado y las fuerzas policiales con el crimen organizado.

Los testimonios de los vecinos son contundentes: “El barrio era muy tranquilo, de gente laburante, pero que cuando vino el transa se empezó a complicar (…) con la droga vinieron los problemas”, comentaron.

“Hay transas cada dos cuadras y la cadena de venta empieza por los pibes más chicos. Hay mucho paco”, señaló otra vecina, mientras otra participante agregó que “la droga viene desde arriba y que el Estado está arreglado. Se mueve mucha plata”.

Gabriel explicó que cuando un pibe cae en la droga no hay donde llevarlo, no hay centros públicos de tratamiento de adicciones que sirvan para albergar a los chicos. Y explicó que “la guita de los narcos va arriba, a los bancos, al gobierno. Hoy gobiernan los narcos. Para terminar con esto tiene que gobernar otra clase social”.

Estos testimonios son similares a los de las vecinas y vecinos de Los Altos, en Longchamps, quienes denuncian zonas liberadas para el narcotráfico y una situación de inseguridad insoportable, donde los roban al llevar a los niños a la escuela, o roban a los niños; no se puede salir con celular, ni trasladarse en bicicleta; los corredores “seguros” no funcionan, etc.

Una vecina comentó que donde ella vive en lo del transa de su barrio se forman colas enormes para comprar droga, y al querer hacer una denuncia anónima ante la policía le dijeron que la haga por teléfono. A lo que ella les respondió que llamó mil veces pero que no pasaba nada.

Otros vecinos relataron que cuando la policía responde se acerca al lugar donde operan los transas y “arreglan” con ellos, o le “requisan” la droga y se la quedan para consumo propio. Y que los narcos solo se van cuando los vecinos se organizan para expulsarlos.

Solano explicó que los pibes de 13 son ingresados a las adicciones por los transas y luego tienen que salir a robar para poder seguir consumiendo.

Respecto al vínculo de las fuerzas policiales con el narcotráfico, Solano trajo a colación el caso del asesinato de Lautaro Morello y la desaparición Lucas Escalante, que terminó con la detención del jefe departamental de la policía de Quilmes, el cual estaba vinculado a cuanto negocio ilegal se conociera, y que esto es moneda corriente en todos lados: las cúpulas policiales regentean el crimen organizado.

“Cuando se habla de la inseguridad la gente suele pedir más policía, pero la policía es parte del problema”, señaló Gabriel, agregando que “los vecinos tienen derecho a controlar a la policía, ¿cómo puede ser que acá viene el policía y se junta con el narco de la otra cuadra?”.

Una vecina mencionó que veía con buenos ojos experiencias como las de Nayib Bukele en El Salvador, a lo que Gabriel respondió que “acá se endurecieron las leyes y las cárceles están llenas, pero crece la inseguridad. Acá el problema es que gobiernan los narcos (…) las campañas electorales las financian los narcos”.

Al problema de los narcos se le sumaron denuncias respecto a la falta de urbanización en los barrios, la ausencia de luminarias, pavimento y otras obras, que hacen más vulnerables a los vecinos ante los delitos.

La conclusión de las asambleas de vecinos de las que participó Gabriel Solano fue impulsar la organización independiente de los trabajadores, poniendo en pie comités de apoyo del Partido Obrero y el Frente de Izquierda Unidad, y desenvolviendo una campaña que coloque esta agenda y denuncie a los responsables de la inseguridad y la extensión del narcotráfico, y le habrá paso a la izquierda y a los trabajadores para gobernar con otros métodos.