Ibarra acaba de vetar integralmente una ley (1390), sancionada por la Le­gislatura de la Ciudad, que establece el cupo de vacantes para profesionales concurrentes, que trabajan ad honorem (gratis) en el sistema de salud por­teño. La norma surgió en respuesta a un reclamo iniciado por el Movimiento Interhospitalario de Concurrentes y Becarios en contra de la reducción de vacantes establecida para este año.

Las vacantes del año pasado fue­ron 1.844 Para este año están previs­tas 739. Ese fue el factor que movilizó el reclamo de los concurrentes.

En mayo último, el Movimiento Interhospitalario de Concurrentes y Be­carios se presentó en la Comisión de Salud de la Legislatura en busca de una respuesta.

Los concurrentes forman parte del sistema de capacitación en los hospi­tales públicos porteños, al igual que los residentes. Los residentes reciben un sueldo, los concurrentes no. Pero, en los hechos, de ambos depende el grue­so del trabajo asistencia!, en servicios diezmados por la falta de nombra­mientos.

La ley 1390 frenó la reducción de las vacantes, dispuso que su número se establezca según la necesidad de profesionales en cada hospital y, hasta tanto esto se cumpla, “la Secretaría de Salud ajustará al número de vacantes previstas en 2003 y se abstendrá de re­alizar cualquier otra modificación pro­gramática”.

La Secretaría de Salud declara que “para nosotros, no se puede capacitar en buenas condiciones a más de 800 concurrentes”. “Nosotros no podemos regular la cantidad de médicos que egresan de las universidades, pero sí podemos dar menos vacantes en pos de un mejor nivel de capacitación” (Dr. Solmesky, subsecretario de Salud.

El progre Ibarra se pone en el te­rreno del ministro Ginés, cuando decla­ra que los médicos sobran, y particular­mente los psicólogos. Lo de la capacita­ción es un bolazo, porque lo que hacen los concurrentes y residentes es, casi ex­clusivamente, trabajar como esclavos.

La Interhospitalaria va ahora por la insistencia de la Legislatura contra el veto de Ibarra.