Políticas

13/1/2005|884

Ibarra encuentra refugio en Duhalde y Macri


Para zafar de la posibilidad de que la ira popular pusiera fin al gobierno de Ibarra, éste y Kirchner le han entregado el control de la Ciudad a la patota duhaldista.


 


Después de casi diez años de gobierno, los representantes del progresismo se han escondido detrás de los agentes desembozados de la Federal y del gatillo fácil. La mafia civil de los “inspectores y habilitadores” será reemplazada por la mafia de los extorsionadores policiales.


 


 


Ibarra, Macri y Kirchner


 


Con Alvarez, ingresa también al gobierno porteño Daniel Gorgal, quien dirigió el área de Justicia y Seguridad del grupo Sophia, la principal fundación de Mauricio Macri. A caballo de este copamiento, los Kirchner cerraron filas con Macri para salvarle la cabeza a Ibarra, aunque es más correcto decir que Ibarra eligió que Macri le cortara la cabeza en un acuerdo con Duhalde, para evitar que este trabajo lo hiciera el propio pueblo con mejor cirugía. En la Legislatura, los diputados macristas (el sector que iba a votar a favor de la interpelación) “estaban dispuestos a levantarse de sus bancas en el momento de la votación si se avizoraba que llegaban al número deseado, ya que habían acordado con operadores del oficialismo que no era el momento de interpelaciones” ( La Nación , 8/1). Es decir que votaron la interpelación sólo porque sabían que no reuniría el mínimo necesario para prosperar.


 


El pacto Ibarra-Macri-Kirchner barrió, también, las ilusiones que había impulsado el Interbloque de Izquierda –integrado por ex zamoristas, ex ibarristas e IU– en la interpelación. Sustituyeron la renuncia de Ibarra por la interpelación, dijeron, para no hacerle el juego a la derecha, mientras la derecha usaba la distracción de la interpelación para consumar, entre bambalinas, el golpe de Estado que le dio al duhaldismo el poder en la Ciudad. Finalmente, el zamorismo ‘aportó’ la abstención de sus dos diputados para ‘luchar’ contra una interpelación que Kirchner, Duhalde y la derecha misma ya habían decidido vetar.


 


 


Un gigantesco cero


 


Todo este operativo de salvataje no disimula que Ibarra es un cadáver insepulto. Esta aguda manifestación del derrumbe centroizquierdista transversal demuestra la vigencia del planteo que reclama una alternativa obrera y socialista.