Políticas

17/2/2005|887

Ibarra-Kirchner impulsan la mafia del juego en la ciudad


De acuerdo a un informe del periodista Daniel Santoro ( Clarín ), en la ciudad se ha montado un pujante negocio de juegos de apuestas. Sus principales expresiones son el Casino flotante de la Costanera Sur, el Hipódromo de Palermo y los principales bingos instalados en la ciudad. De “los mil millones de ganancia bruta que dejó el juego en la Capital el año pasado, el Estado sólo se quedó con 140 millones (…) la parte del león se la llevaron los operadores privados” ( Clarín , 6/2).


 


La expansión de los negocios de apuestas ha sido invariablemente justificada como “fuente de financiamiento de los gastos sociales”. Pero la “nueva” timba porteña es, esencialmente, un gran negocio privado. La empresa Cirsa, dueña del Casino flotante, está internacionalmente sospechada de manejos de narcolavado, una actividad siempre “pegada” al juego.


 


Aunque el Casino se instaló con el menemismo, De la Rúa permitió que prosiguiera la concesión cuando fue jefe de Gobierno. Luego hizo lo mismo Ibarra, una vez que acordó con De la Rúa –ya presidente– un “reparto razonable” de la recaudación del Casino entre los Estados nacional y de la ciudad. Sin embargo, se mantuvieron las restricciones respecto de la instalación de tragamonedas en la ciudad.


 


Pero el visto bueno para las maquinitas llegaría… y de la mano de Duhalde, Kirchner e Ibarra. El duhaldismo habilitó por decreto la instalación de tragamonedas en el Hipódromo de Palermo. Luego, ya con Kirchner, se firma un convenio de “reparto” de estos nuevos ingresos de juego entre la Ciudad y la Nación, que convalida la Legislatura. Un mes después, un nuevo decreto de Kirchner “legitimó la polémica licitación con que Menem favoreció al Barco Casino y la instalación de tragamonedas en el Hipódromo de Palermo” ( Clarín , ídem).


 


Pero el gobierno nacional iría por más: en julio de 2004, “el entonces titular de Lotería Nacional y actual director del Banco Central, el kirchnerista Waldo Farías, firmó una autorización para que Cirsa habilite otro barco (el panameño ‘Mississipi River’) (…) Así Cirsa concentrará en el ‘Estrella de la Fortuna’ el casino y en el segundo, un total de tres mil tragamonedas”. Es decir que Kirchner-Ibarra están multiplicando varias veces el negocio inaugurado por Menem y De la Rúa.


 


Esta escandalosa expansión del juego en la ciudad ha salido a la luz como resultado de una lucha entre capitalistas del juego. En efecto, los dueños de los bingos –a quienes no se les ha autorizado la instalación de tragamonedas–, denuncian al gobierno nacional y al porteño por “discriminación”, es decir, por actuar como vulgares gestores de Cirsa y de los concesionarios del Hipódromo. La “capital financiera y turística del Mercosur” es una gigantesca asociación ilícita con las mafias vinculadas a lo peor de la descomposición capitalista.