Las reuniones entre el Mas, el MST y el PO, para construir un Frente de Izquierda, prosiguen, aunque a un ritmo lento. Si no cobran celeridad, asistiremos a un escenario archi-conocido: la discusión de candidaturas a las apuradas en las vísperas de las fechas de cierre de la inscripción electoral. Tendríamos en este caso, no un frente, sino un aborto de frente.

Para el Mas y el MST el frente no debe tener otro alcance que electoral. Sin embargo, no han presentado una caracterización del momento político pre-electoral, sino una serie de reivindicaciones de desigual importancia, muchas de las cuales no tienen ninguna relación con las elecciones o la campaña electoral. El PO, como se sabe, presentó una propuesta de programa y luego señaló por escrito sus “observaciones” a las propuestas del MST y del Mas.

A pesar de los planteos electorales, el frente marcha por impulso propio en una serie de frentes de lucha: bancarios, telefónicos de Buenos Aires, Universidad de Córdoba, pero lo que hace falta es una campaña unificada para denunciar las masacres imperialistas en Somalía y la entrea fraudulenta de YPF, y para reclamar un paro activo nacional de 36 horas a la CGT y la CTA por un aumento del 50% de los salarios y por la defensa de los convenios colectivo y la jornada de ocho horas.

A partir del próximo fin de semana, el Partido Obrero iniciará una campaña  de Asambleas, a las cuales invitará al Mas y MST, naturalmente, y a todos los luchadores interesados en impulsar un Frente de Izquierda y participar de la discusión de su programa. Prensa Obrera abre sus páginas para los planteos programáticos que se discutan en esas asambleas. Un objetivo de primer orden de las Asambleas es impulsar iniciativas de agitación y acción.