Políticas

31/5/2023|1669

EDITORIAL

Impulsemos con todo el Plenario de la izquierda y los luchadores del 17 de junio

Foto: Fede Imas

Es cada vez más claro que el gobierno del Frente de Todos está en manos de la alianza entre Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Decir a esta altura que Cristina apoya a Massa es casi una exculpación de la vice por su responsabilidad en el gobierno. El ministro tuvo un lugar destacado en el palco del 25. Y no solo eso. El hijo de la vice, Máximo Kirchner, acompañó a Massa en su viaje a China para conseguir dólares, necesidad imperiosa para poder nutrir las reservas líquidas del Banco Central (que hoy están en rojo) sin proceder a una devaluación “brusca” del dólar oficial (el FMI reclama que sea del 30%). El gobierno busca evitar que una medida de este tipo termine desatando una hiperinflación y con ella una rebelión popular, que acabe eyectándolos del poder sin siquiera consolarse con una derrota electoral “digna” (que sería ganar bien en la provincia de Buenos Aires). Se vuelven de Asia con un 40% de lo que pretendían, pero también con todas las presiones para que China no sea desplazada de negocios importantes como la hidrovía del Paraná, el 5G, la compra de aviones por parte de Argentina, los emprendimientos en Ushuaia, el litio o Atucha 3.

El problema es que Massa a su regreso viaja a Estados Unidos (con el visto bueno de los K) a negociar un adelanto de los desembolsos del Fondo Monetario (que en junio serían de 6.000 millones de dólares). El papel del imperialismo yanqui en el Fondo es clave y la condición de este para ayudar es que China quede fuera de todos los negocios que reclama. A esto se suma la presión para que haya una devaluación e impedir que cualquier adelanto se “despilfarre” sosteniendo la brecha cambiaria, que ha sido un gran negociado y un camino para la fuga de capitales.

La búsqueda de reservas para patear la devaluación consume las energías de Massa, sin mayores éxitos. Terminó el “dólar agro”, que le permitió recaudar unos 5.000 millones sin que cambiara drásticamente la sequía de dólares y sí aumentando la emisión de pesos. Como se ve, el gobierno está entre la sartén y el fuego. Se sostiene fundamentalmente por el temor del imperialismo a que caiga cuando aún no hay un relevo y se abra una brecha por donde se metan los trabajadores con sus reclamos y las diferencias dentro la propia clase capitalista peguen un salto.

Hay un interrogante, en el que prácticamente coinciden todos los políticos capitalistas, los analistas económicos y el “mundo empresarial”: ¿el “pueblo argentino” está preparado para bancarse lo que viene?

Es decir, son conscientes de que cualquiera de ellos que gane las elecciones va a pretender imponer golpes muy fuertes a las condiciones de vida y derechos de los trabajadores, obviamente con el argumento de que es un sacrificio imprescindible para sacar el país adelante y con ello al conjunto de la población. Que quienes han producido un retroceso histórico del país en todos los terrenos y una degradación de la situación de millones de personas, como lo revela el aumento de la pobreza, la pérdida del valor de los ingresos de los trabajadores, que esos mismos vengan a reclamar sacrificios a un pueblo agredido por sus gobiernos es una impostura y explica en parte el panorama electoral a días de definir alianzas y candidaturas. Devaluación, “sinceramiento” de tarifas, reforma laboral (por ley o negociada con la burocracia sindical rama por rama), caída real del salario, modificación del régimen jubilatorio para los futuros jubilados y degradación de las actuales jubilaciones, etc., están en la mira de todos los posibles candidatos de una u otra manera, para eso se preparan.

La campaña electoral, entonces, es el escenario de la crisis nacional. Un desbarranque del oficialismo en las Paso puede acelerar la crisis antes de que se sepa quién será el próximo presidente. El kirchnerismo está buscando una fórmula para no quedar terceros y fuera del balotaje, y apuesta a “Wado” de Pedro para contener los votos de CFK y retener la provincia de Buenos Aires con Kicillof. Massa acompañaría esta salida como candidato a senador por la provincia de Buenos Aires, para darle continuidad a su presencia en el gobierno; pero sin resolver el tema de las reservas y con una inflación que orilla el 10% para mayo, según los pronósticos, su propia situación está en debate. El kirchnerismo pretende que no haya Paso, buscando artilugios para dejar afuera a Scioli, lo cual puede producir una mayor migración de votos del peronismo hacia la oposición.

En la oposición, cuando más se acerca la fecha de cierre, más se tensa la interna. El acuerdo para que Jorge Macri sea candidato único por el PRO en las Paso de la Ciudad de Buenos Aires no cierra la crisis, solo revela que los negocios mandan, y que Mauricio Macri se quiere “refugiar” en la Ciudad y no perder el control de los mismos, incluso con Larreta como presidente.

Mientras, Milei explota la crisis apareciendo como alguien fuera del sistema, pero cada vez se rodea más de la “casta” que dice combatir. Su candidato para la provincia de Buenos Aires es un excomisario de la Bonaerense, que pasó por casi todos los partidos y jugó para De Narváez, Massa, De la Torre y Vidal, entre otros. La precariedad de la construcción de Milei ha creado un temor en la clase capitalista: que un triunfo suyo agrave la crisis.

Sin ninguna duda, estamos frente a una crisis de envergadura que involucra al régimen de conjunto y que es la expresión de un fracaso de todos los gobiernos de las últimas décadas. Una crisis de fondo que requiere una respuesta similar.

La izquierda y las elecciones

La crisis, la emergencia de una corriente derechista como la de Milei como resultado de ella, le plantean un desafío a la izquierda en general y al FIT-U en particular. La campaña electoral tiene que estar al servicio de organizar a los trabajadores. Así como los partidos capitalistas buscan ganarse el apoyo electoral para llevar adelante un plan de guerra contra los trabajadores, la izquierda tiene que intervenir para organizar la respuesta al mismo y aprovechar la crisis para imponer una salida de los trabajadores: el gobierno obrero y el socialismo.

El Frente de Izquierda no puede ser un frente meramente electoral: es necesario transformarlo en un polo que agrupe a quienes vienen enfrentando el ajuste para salir a dar batalla contra los políticos capitalistas que vienen hundiendo el país. Por eso, el Partido Obrero, junto al MST y diferentes organizaciones sindicales, piqueteras, estudiantiles y ambientales, estamos convocando a un Plenario de la izquierda y los luchadores, que se va a realizar el próximo 17 de junio en la Plaza del Congreso. El acuerdo entre el PO y el MST, por un Plenario de la izquierda y una lista común, es un paso adelante por una izquierda que se plante. El plenario es un ámbito colectivo que permite resolver un programa, un plan de acción y candidaturas para las próximas elecciones nacionales. Es un factor de organización y de lucha. Las diferentes comisiones que funcionarán permitirán adoptar medidas de acción, redactar llamados al conjunto de los trabajadores a romper con los políticos capitalistas y unificar una lucha contra los candidatos patronales.

Bregman y Del Caño han rechazado participar del plenario. El PTS, acompañado por IS, decidió ir a las Paso dentro del Frente de Izquierda con la intención de consagrar una fórmula propia que votaron hace un año, cuando las elecciones eran más que lejanas. Bregman y Del Caño no representan al Frente de Izquierda, porque han sido elegidos solo por el PTS (en su pretensión de monopolizar la campaña) y porque expresan una política que no se corresponde a los principios del FIT-U, como es su franeleo con el kirchnerismo (al punto de exculpar a CFK de sus actos de corrupción o de ausentar a Del Caño y Vilca del recinto para que prospere el impuesto para la policía aeroportuaria) y su rechazo y ataques al movimiento piquetero. La militancia y los luchadores tienen derecho a debatir si el FIT-U solo puede ser una simple colectora de kirchneristas desencantados para consagrar un par de diputados más en el mejor de los casos, como pretende el PTS, o una alternativa de ruptura obrera y socialista que lucha por el gobierno de los trabajadores.

El plenario va a agrupar a miles de compañeros y compañeras que vienen enfrentando el ajuste del gobierno y el FMI, para fortalecer una izquierda que se plante en las luchas obreras y populares, contra el ajuste y por todos los reclamos. Llamamos al PTS, a Izquierda Socialista a sumarse al plenario. Estamos a tiempo para no ir a las Paso con listas separadas. Los llamamos a debatir, junto a los luchadores, un programa y una política para enfrentar a todos los políticos capitalistas. A votar los candidatos que llevarán la lucha política para superar al peronismo y al kirchnerismo, que son la continuidad del ajuste del FMI y el ataque a la juventud y los trabajadores. Necesitamos reafirmar un rumbo de independencia política para la izquierda y dar batalla por una alternativa política de izquierda.

Vamos con todo el 17 a Congreso.