Políticas

10/1/2022

“Inflación cuidada”: una cortina de humo para liquidar los salarios

La defensa de las condiciones laborales está íntimamente vinculada a la lucha contra el FMI y el ajuste oficial.

El gobierno se encuentra firmando con las patronales de la alimentación la renovación del programa Precios Cuidados, con subas del 6% para el próximo trimestre. Se trata de un recule luego del fracaso del Congelamiento de Precios y una pantalla de humo para disimular la política de ajuste vía inflación, como parte del pacto con el FMI.

Esto implica un acuerdo anual, que se revisará trimestralmente, con aumentos mensuales que estarían “coordinados” para promediar un 2%. La Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Roberto Feletti, accedió a este esquema consensuado luego de sufrir una derrota tras el rechazo patronal del Congelamiento de Precios: la medida con la que Feletti ingresó a la cartera.

El programa alcanzaría a unos 1.321 productos “ofrecidos por las patronales”, y aunque el gobierno trata de mostrarlo como un ancla a la suba de los precios, solo se extendería a las grandes cadenas de supermercados, lo que implica el 30% del mercado.

La idea de que los Precios Cuidados reviertan la inflación ya es desestimada por la propia experiencia, cuando el programa ya cumple más de ocho años de sucesivas reediciones, con mayor o menor incidencia. Lo cual no descarta que sea utilizado por los sucesivos gobiernos para incidir sobre el cálculo estadístico de la inflación. En los hechos, funciona como una cortina de humo para que las patronales se evadan de “controles” y tengan las manos libres para desenvolver su política.

Se espera más inflación

Las previsiones inflacionarias para el 2022 comenzaron con grandes expectativas alcistas, al punto que ya todos descreen de las proyecciones oficiales del 33%, partiendo del FMI, que audita la situación económica nacional en vistas a un eventual acuerdo con el gobierno; y llegando incluso a la burocracia sindical, que suele hacerse la crédula para adherir a la política de ajuste del gobierno.

El ministro Guzmán habría llevado las reuniones con los capitalistas del rubro alimenticio, la semana pasada, a quienes les señaló que la política de precios e inflación es parte de las negociaciones con el FMI. Desde el organismo multilateral de crédito le reclamaron, entre otras cosas, la reedición del “acuerdo de precios y salarios”, como variante a los controles contra las patronales.

Caber recordar que dicho mecanismo llevó a que la burocracia sindical negociaría paritarias ruinosas, ajustándose a las previsiones inflacionarias del gobierno (29%) y con el agravante de que las patronales, como era de esperarse, incumplieron todo tipo de acuerdo, remarcando precios contra cualquier “política de control” oficial. Esto llevó mas tarde a sucesivas “reaperturas” de paritarias, que igualmente (en su mayoría) quedaron por debajo de la inflación.

Ahora el Relevamiento de Expectativas de Mercado del BCRA calcula que la inflación para todo el 2022 será del 54,8%, cuando se prevé que cierre el 2021 con un 49% y se calcula que la primera semana de enero ya acumuló subas por el 1,2%. Además, se estima que aún no ha impactado la fuerte emisión monetaria del segundo semestre del 2021, ni los tarifazos anunciados, ni la devaluación esperada: todo un cóctel explosivo.

La burocracia está en el pacto

Todo esto demandaría que los sindicatos y centrales obreras se preparen para las próximas negociaciones paritarias con un planteo que parte de recuperar el poder adquisitivo de los salarios y que evite que estos se deterioren con las remarcaciones patronales y/o la devaluación.

La burocracia sindical ya ha dado muestras de que no hará nada de esto, sino que apoyan al gobierno nacional en las negociaciones con el FMI y en las “mesas de diálogo” con las patronales ajustadoras, como lo han hecho recientemente en una reunión convocada por el gobierno para tal fin.

El deterioro del poder adquisitivo de los salarios está arrastrando cada vez a más trabajadores por debajo del nivel de pobreza. Es necesario ir por una recomposición general de los salarios, para llevarlos por arriba de la canasta familiar, y negociaciones paritarias que impongan la defensa de los salarios por medio de cláusulas de actualización mensual de acuerdo a la inflación. Al tiempo que debe buscarse una solución de fondo al problema de los precios por medio de la intervención de toda la cadena de valor, para ponerla bajo control de los trabajadores.