Políticas

22/9/2020

Interna policial en la Bonaerense: una “purga” a la medida de Berni

La continuidad de Berni dejó pagando a más de un “progresista” cooptado por el kirchnerismo.

La ratificación de Sergio Berni al frente del Ministerio de Seguridad vino con cola: la llamada “interna policial” refracta el salto e impacto de la crisis política en el podrido, corrupto y mafioso aparato represivo de la Bonaerense, la mayor fuerza armada del país con 95.000 efectivos. En acuerdo con el gobernador Axel Kicillof, Berni dispuso el desplazamiento de parte de la cúpula de la policía de la provincia.

Si bien inicialmente todo apuntaba al relevo inmediato del director de la Bonaerense, Daniel García, desprestigiado y abucheado por los efectivos policiales en el búnker de La Matanza y completamente desautorizado por motín policial, este fue finalmente confirmado en su cargo al igual que el subjefe de la fuerza, Jorge Figini. La “purga” arrancó negociada con los pesados de la Bonaerense, y a partir del tercer puesto en la jerarquía, afectando a distintos comisarios que pasaron a retiro, fueron desplazados o – enroque mediante- asignados a otras funciones.

La continuidad de Berni dejó pagando a más de un “progresista” cooptado por el kirchnerismo que especuló con la expulsión del ministro después de la asonada policial y los provocativos ataques a los organismos de derechos humanos afines al gobierno nacional y provincial. Berni sigue como ministro estrella del gabinete de Kicillof a pesar de haber reconocido públicamente que siempre estuvo al tanto de las protestas y reclamos de la Bonaerense, es decir que en parte los dejó correr. Todo indica que su ratificación y nueva ronda mediática, en la que no se privó de reivindicar su condición de derechista, viene desde más arriba y por indicación expresa de Cristina Kirchner, su jefa política.

La “purga parcial” de la Bonaerense se dio poco después de que Berni anunciara que iba a poner fin a las policías locales, muy vinculadas a las intendencias, para monopolizar el control de toda la fuerza policial de la provincia. Como hemos señalado en Prensa Obrera la disputa de aparatos involucra la puja por el destino de los 12.000 millones de pesos del mega plan de seguridad y ahora del “fondo del conurbano” dispuesto por Alberto Fernández en base a la quita del 1% de coparticipación que debería ceder la Capital Federal en beneficio de la provincia. Los choques al interior del Frente de Todos empiezan a dirimirse con la Bonaerense como “árbitro”

El pase a retiro de los seis comisarios jefes, después de que Kicillof satisficiera el 90% de las exigencias de los amotinados y un “salariazo” del 40%, es mucho más que un fusible para encubrir y disimular la capitulación del Alberto Fernández y de Axel Kicillof que cedieron ante los patrulleros de la Bonaerense frente a la Quinta Presidencial y la residencia del gobernador en La Plata. Según distintos medios, varios de los jefes policiales desplazados estaban vinculados con intendentes del Conurbano de Juntos por el Cambio (provenientes de la gobernación de Vidal) pero fundamentalmente del PJ y del peronismo, entre estos el alcalde de Ezeiza quien supo ser el exministro de seguridad de Scioli.

Los choques en torno al control primero y ahora el intento de disolución de las policías locales fueron la antesala de la “depuración” de la cúpula policial y posiblemente un “vuelto” que se cobró el tándem Kicillof-Berni, bajo la supervisión de la vicepresidenta, para golpear a los intendentes que aspiran a ser la “pata territorial” del “albertismo”. En esta misma línea, y tiempo atrás, el propio Berni acusó a los dirigentes del Movimiento Evita de estar detrás las tomas de tierras, que él se proponía reprimir con el Código Penal en la mano.

Estos enfrentamiento en el Frente de Todos auguran una interna del Partido Justicialista “a los tiros” donde Sergio Berni, candidateado a presidente del PJ, intentará volcar el peso y aparato de la Bonaerense. Como lo demuestra la ratificación en su cargo, Berni es un alfil de Cristina Kirchner y una pieza clave en la alianza bonaerense del kirchnerismo, las burocracias sindicales y el aparato policial. Esto explica también la negativa cerril de las direcciones kirchneristas a sostener el reclamo elemental de que Berni debe irse ya, y su automarginación de toda acción de lucha por justicia por Facundo Astudillo Castro.

Incluso los organismos de derechos humanos agraviados por el “Patricio Bullrich” de Kicillof, se dieron por conformes con el ladino “pedido de disculpas” del excarapintada y miembro estrecho del círculo y camarilla kirchnerista desde los tiempos de Néstor Kirchner y la gobernación de Santa Cruz.

La sucesión de hechos posteriores al motín policial ha vuelto a poner a Berni en el centro de la escena como cabeza de la “maldita policía”. Toda una lección política para quienes ven en la movilización popular una pretendida “funcionalidad a la derecha”. El kirchnerismo gobernante necesita de la Bonaerense y del fascista Berni como el alma al cuerpo. La represión y la mano dura contra los reclamos de los trabajadores es la otra cara de la cooptación y la integración de las burocracias sindicales y “piqueteras” que ofician de bomberos de las luchas. Las posibilidades de un peronismo fondomonetarista dependen de su capacidad para contener y disciplinar al movimiento obrero y son inversamente proporcionales a la actividad independiente de las masas.

La “purga” está al servicio de la impunidad y del fortalecimiento del derechista Berni. Está por verse todavía si se concretan las sanciones contra los policías que rodearon la Quinta de Olivos, lo que podría traer una reapertura de los choques al interior de la Bonaerense mafiosa. Rechazamos toda pretensión de presentar estos desplazamientos como una democratización del aparato represivo que debe ser desmantelado. Más que nunca fuera Berni, desmantelamiento de la Bonaerense, Justicia por Facundo, Estado y el gobierno son responsables. Preparemos la gran jornada de lucha convocada por el Plenario Nacional Antirrepresivo.