Políticas
2/6/2021
Israel increpa sobre la votación en la ONU a un gobierno comprometido con el imperialismo
No hay igualdad entre oprimidos y opresores. Abajo la masacre sionista sobre Palestina.
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Los relojes promediaban las 5 de la mañana de este martes primero de junio en Argentina. Al otro lado del globo, más precisamente en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, el embajador argentino Sergio Urribarri era convocado a una reunión. El motivo era lisa y llanamente “pedirle explicaciones” sobre el voto de Argentina en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Urribarri fue allí a ratificar la votación del gobierno argentino, que fue parte de los 24 países que se manifestaron por la positiva a la creación de una comisión internacional de la ONU que investigue los abusos a los derechos humanos perpetrados en las últimas semanas en la franja de Gaza. Se trata de un alineamiento internacional que encuentra en una misma vereda a Rusia, China y, por parte de América Latina, a Venezuela, Cuba, Bolivia y Argentina.
Es conveniente advertir que lo que fácilmente podría ser presentado como un pronunciamiento internacional del gobierno liderado por Alberto Fernández, así como de los “nacionales y populares” de la región a favor de la causa palestina, está, en los hechos, muy lejos de eso. Primero que nada, porque se edifica sobre un precepto completamente falso: que el genocidio, la ocupación sistemática y la limpieza étnica que Israel viene ejecutando sobre Palestina hace más de siete décadas se trata de un “enfrentamiento”. Como alguna vez dijo Vladimir Lenin, “no puede existir, no existe, ni existirá jamás ‘igualdad’ entre opresores y oprimidos, entre explotadores y explotados”.
Fue Desmond Tutu quien por su parte alguna vez postuló también “si eres imparcial en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”. Y es exactamente esa la política adoptada por el gobierno nacional y por los gobiernos de los 24 países que compartieron votación en la ONU: la de la teoría de los dos demonios. En un artículo bastante prosionista de Román Lejtman publicado el día lunes 31 en Infobae, el periodista menciona que el canciller argentino, Felipe Solá, ratificó ante el mismo medio la posición adoptada, aduciendo que “no solo se votó una investigación sobre Israel, sino también sobre Hamás”, y que todo el proyecto de la ONU se configura en ese sentido.
Partiendo de esta base, se trata a todas luces de una impostura que pretende equiparar a un Estado conformado desde hace ya más de 70 años a base de un exterminio sistemático y bombardeos sobre Palestina con la complicidad de Estados Unidos y el imperialismo con Hamás, un grupo palestino de resistencia armada frente a la ocupación.
Pero cabe preguntarse, ¿por qué Israel “le tira de la oreja” al gobierno argentino en particular?. La ecuación es muy sencilla: porque el gobierno de Fernández viene buscando por cielo y tierra, ya no en las últimas semanas, sino como una política que ha seguido desde el minuto cero, congraciarse con el imperialismo para afrontar con su visto bueno las renegociaciones de la deuda externa.
El propio Lejtman desliza sin sonrojarse en el artículo que “la posición de Argentina contrasta con la mirada que tienen los principales países de Europa. Alemania y el Reino Unido votaron en contra, mientras que Francia e Italia se abstuvieron. Y estos cuatro países son claves para cerrar con éxito la negociación por la deuda externa con el Club de París y el FMI”.
Vale destacar entonces que estas tensiones se generan para el gobierno como el resultado de su propia política internacional fondomonetarista. No es un detalle menor que la primera visita de Alberto Fernández como presidente a otro país fue a Israel, incluso alentado por la propia vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, donde se deshizo en elogios hacia el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu en el inicio de una gira en la que buscó comenzar con el pie derecho su camino a la renegociación de los vencimientos de deuda con los gigantes financieros.
El sionismo y la derecha alineada tras de sí, que no aceptan siquiera la investigación sesgada e “imparcialmente parcial” de la ONU, utilizan ahora la cuestión como un factor inmediato de presión y en tono de advertencia sobre un gobierno comprometido con la reestructuración de la deuda, que lo llevó a intentar reunir el apoyo del imperialismo mundial; pero que de igual forma viene cerrando tratos y negocios con China y con Rusia, siendo un botón de muestra por demás claro la cuestión de las vacunas.
Condenamos entonces las pretensiones del sionismo que ha bombardeado Gaza en el último mes asesinando a más de 230 palestinos, demoliendo más de 17 mil hogares y forzando a decenas -o cientos- de miles de palestinos a emigrar de los lugares donde vivían. De igual forma, denunciamos el carácter de pasividad cómplice del gobierno nacional, ‘los 24 países’ así como de toda la ONU ante la masacre sobre Palestina.
Las recientes jornadas de bombardeos avivaron a su vez una respuesta heroica del pueblo palestino, que protagonizó una histórica huelga general y enormes movilizaciones, que lograron, nada más ni nada menos, que Israel deba poner un alto al fuego. Esto muestra a las claras que son los métodos de la huelga general, la movilización popular y la solidaridad internacional entre los pueblos los que pueden derrotar la ofensiva sionista e imperialista sobre Palestina, un fenómeno que rápidamente se replicó con enormes jornadas en todo el mundo, incluso hasta en el propio país israelí. Y es una perspectiva que defendimos como tal desde el Frente de Izquierda Unidad en el gran acto en apoyo a Palestina del pasado 16 de mayo.
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