El gobierno nacional confirmó que el bono para jubilados de la mínima en octubre seguirá congelado en $70.000, precio en el que se encuentra desde marzo. Esto afecta a unos 4 millones de jubilados y pensionados que cobran haberes mínimos ($234.540,23), cuyos ingresos se siguen licuando.

Cabe destacar que el gobierno nacional viene perpetrando un plan de ajuste brutal sobre las jubilaciones, lo que las mantiene por debajo de la indigencia y que tuvo como última expresión el veto del Ejecutivo a la ley de movilidad jubilatoria que proponía un miserable incremento del 8%. En contrapartida, los incrementos quedan bajo el manejo discrecional del gobierno, una medida que implica un estatismo al palo, contrario al discurso libertario.

Los haberes previsionales son el factor que mayor incidencia tiene sobre el recorte del gasto público. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal se aprecia que las Jubilaciones y pensiones soportaron el 35% de la reducción total. Es necesario tener esto en cuenta porque, a menor haber, mayor es la pérdida por el mayor peso del bono y el gobierno planea seguir licuándolo hasta que quede suprimido.

El bono ya fue diseñado con ese objetivo por el gobierno del Frente de Todos porque, al no incorporarse al haber, permite achatar la pirámide jubilatoria. En ese sentido, tampoco se computa para el cálculo del medio aguinaldo. En consecuencia, esos jubilados y pensionados pierden de cobrar $35.000 en junio sobre el bono de $70.000 o $63.600 si se hubiese aplicado la movilidad.

Si el bono previsional hubiera recibido los aumentos de la movilidad debería ubicarse en $127.200. Su congelamiento ha logrado una pérdida de poder adquisitivo de casi 35 puntos porcentuales con respecto a la inflación. Para mantener el poder de compra que el bono tenía en marzo de este año, respecto del IPC, este debería ubicarse hoy en $96.548,72.

Pero veamos más allá. Mientras el bono permanece congelado, la canasta básica del jubilado percibió un incremento del 33% desde abril a la fecha, por lo que ya asciende a $912.584. Al valor de la canasta se agrega que este año los jubilados de haberes mínimos no tienen la devolución del IVA por las compras con tarjetas de débito y el PAMI redujo los descuentos sobre los medicamentos, los cuales percibieron un incremento del 22.5% desde marzo y un 188,2% desde que asumió Javier Milei, superando ampliamente a la ya elevada inflación de ese mismo período de 164,6%.

El gobierno descarga el brutal ajuste sobre las espaldas de los adultos mayores, que trabajaron durante toda su vida. Es fundamental luchar por la incorporación del bono al haber jubilatorio, por una jubilación mínima igual a la canasta básica y por una movilidad jubilatoria atada a la evolución salarial, y no a los decretos arbitrarios de un gobierno. Para eso se torna urgente que trabajadores y jubilados discutamos un plan de lucha que tire abajo el plan motosierra y el conjunto del plan económico de hambre del gobierno.

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Uno de cada cinco habitantes pasa hambre en el “granero del mundo”, otro resultado de los gobiernos del saqueo capitalista. –

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