La rebelión popular en Jujuy no cesa. Más allá de la aprobación de la nefasta reforma constitucional, al día de hoy hay más de 10 cortes de ruta que toman características de pueblada, con vecinos autoconvocados, docentes, municipales, comerciantes, desocupados, lazos de solidaridad, donaciones para fortalecer las medidas y una amplia deliberación popular sobre cómo seguirla.

La política represiva de Morales se ha vuelto un fracaso. El último caso testigo fue Perico, donde logró desalojar la ruta el lunes a la noche, pero ya el martes los trabajadores y vecinos periqueños pasaron por arriba el operativo policial y volvieron a la ruta 66. Siguen firmes los de La Quiaca, Purmamarca, Susques, Abra Pampa, Tilcara, ingreso a Cauchari, Fraile Pintado, etc.

A los cortes se sumaron mineros, trabajadores de Sales de Jujuy y surgió un nuevo actor fundamental que hasta hoy no había aparecido que es el movimiento estudiantil, con tomas de colegios en Abra Pampa, Maimará y todo parece indicar que se replicarán en toda la provincia.

La docencia sigue en pie de lucha con la continuidad del paro de Adep, empujado por las asambleas regionales de la base combativa y el acompañamiento del Cedems, ya que a pesar de haber levantado el paro, los profesores de media y superior siguen en la calle.

Los operativos desmovilizadores de Morales fracasaron

Hace semanas que Gerardo Morales intenta desactivar la rebelión popular jujeña. Primero, con los recules en el proyecto de reforma, luego con las feroces represiones y ataques maccartistas, manipulando políticamente diciendo que es el kirchnerismo y el gobierno nacional quien está atrás de las protestas. También echando lastre con nuevas ofertas salariales para docentes y municipales.

Todas ellas han fracasado y la lucha continúa con el reclamo central de que caiga la reforma, pero también con la huelga de los maestros de primaria y los múltiples reclamos de las comunidades originarias, de pequeños productores del predio fiscal Finca El Pongo. Crece la inquietud política y se populariza una crítica de conjunto a la reforma, que es un guante a medida de los intereses del gran capital, en especial el extranjero. No solo se trata de la prohibición de cortes de ruta, sino de una norma a medida para la entrega del litio y del conjunto de los recursos naturales que se refuerza con la habilitación a hacer “tratados con potencias extranjeras”. Con música de la “Mona” Giménez se corea en las manifestaciones: “¿Quién… se ha robado todo el litio?”. O también el tema educativo, que levantó la creciente inquietud de la docencia porque se preanuncian ataques a las conquistas del estatuto docente y la promoción de una educación sesgada y descalificada.

Adjudicar al gobierno nacional y al kirchnerismo el papel de impulsores de la rebelión es un intento de desprestigiar la lucha y es un favor a esta fuerza política que votó a favor de la reforma.

El gobierno y el kirchnerismo no tienen el menor interés en el desenvolvimiento del movimiento de lucha contra la reforma y Morales. Su única especulación es sacar algún redito electoral que le permita salir del pozo en el que están en Jujuy y darse un baño nacional y popular, justo cuando todas sus fracciones con CFK a la cabeza acaban de apoyar y aceptar al ejecutor de los ajustes del FMI, Massa, como candidato único. Recordemos que este último cogobierna con Morales la provincia desde hace siete años, colocando un vicegobernador de su sector.

Ni las kirchneristas Leila Chaher o Carolina Moises, ni los intendentes sacan los pies del plato del PJ colaboracionista de Rivarola. Todos llevarán a Massa en sus boletas.

Los desafíos planteados para conquistar el triunfo

El empuje desde abajo y la creciente deliberación política son indudablemente los motores que sostienen la rebelión que plantea objetivamente la necesidad del que el gobierno represor se vaya, junto a la caída de la reforma y la respuesta a las reivindicaciones populares. Hasta ahora, sus límites están dados en que no se ha logrado estructurar una dirección de alcance provincial y que sea responsable ante los miles de trabajadores que protagonizan esta enorme lucha. Hemos planteado la necesidad de que funcionen asambleas populares y comités de lucha en las localidades y la organización de un encuentro provincial de organizaciones y trabajadores que impulse una huelga general hasta imponer las aspiraciones populares.

No es este el propósito de la Multisectorial que acaba de constituirse, que se limita a impulsar impugnaciones judiciales o una comisión investigadora independiente en relación con la represión del martes 20 de junio y a una genérica solidaridad con las luchas. Las agrupaciones K que intervienen en esa multisectorial han planteado abiertamente que, como salida, impulsan la intervención de la provincia. Rechazamos absolutamente este planteo, que busca reforzar discursivamente la tentativa de una falsa polarización política. Ni deben ni pueden. No deben porque el gobierno nacional es hostil a los reclamos del Jujeñazo y sus reivindicaciones. No pueden porque Alberto no tiene la menor autoridad política para hacerlo, y menos las mayorías parlamentarias.

Contra todas estas maniobras debemos desarrollar la intervención y organización independiente de los trabajadores y sectores oprimidos en lucha.

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