Ken Loach: “El espíritu del 45”

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Le avisaron que su madre había muerto. Fue por la falta de sangre y de una cama de hospital, por la necesidad de un aborto. El niño corrió al monte. Miró al cielo: ‘Si eres un Dios decente, mi madre era la mujer más maravillosa; se han llevado a mis hermanos al orfanato, devuélvenos a nuestra madre’. Creí que ella volvería a la mañana. Desde entonces soy ateo: me di cuenta de que los únicos que podíamos mejorar la situación éramos nosotros mismos”.

Estos dichos, de extensa clarificación, se desprenden de una de las entrevistas que surgen de la gran película documental “El espíritu del 45”, de Ken Loach, estrenada en 2013 y que se vio por primera vez en Argentina el 1° de abril, en una retrospectiva sobre el cineasta británico.

El director narra la victoria del Partido Laborista británico -encabezado por el primer ministro Clement Attlee- sobre el conservador Winston Churchill, en 1945, después de la Segunda Guerra Mundial.

El film hace eje en el espíritu popular que caracterizó la post-guerra británica. En la película -su último trabajo- se abordan las distintas nacionalizaciones (transporte, gas, electricidad), además del Plan de Vivienda y la creación del Servicio Nacional de Salud. Loach construye el relato de esos años -el Estado de bienestar- a partir de los recuerdos de mineros, ferroviarios, activistas, enfermeras o de simples ciudadanos.

De las palabras de ellos surge la voz del dolor de los años treinta en Gran Bretaña: niños que mueren, que duermen en colchones invadidos por bichos, imágenes de sus rostros y los ecos del hambre, de las ruinas sonoras de la guerra, de los años de la salud paga. Las notables imágenes de archivo son la materia prima -el alma- sobre la que Loach configura la reconstrucción del espíritu del 45, esa esperanza.

Loach no hace un panegírico de aquel partido laborista (una socialdemocracia): él habla de la toma de conciencia, el lenguaje de un nuevo mundo posible. El film -de golpe, y sin un revisionismo- pasa a Margaret Thatcher, a su triunfo en 1979, al desmantelamiento de las conquistas obreras. Los “30 años gloriosos” crearon las condiciones de la crisis. En 2013, el director pregonó que “necesitamos desesperadamente un partido de izquierda” y “revivir el espíritu de 1945”.

El documental desliza críticas al Partido Laborista de los cuarenta (“No tenía el control de los trabajadores. Había burócratas del Estado en lugar de los burócratas de las empresas”) y, sin profundizar, de la actualidad: “De ninguna manera puedes llamarlo ahora una organización de la clase trabajadora”. La obra de Loach muestra a un director asolado por el retroceso atroz del proletariado de Gran Bretaña, por eso su “espíritu del 45” tiene un aire de ambigüedad: ¿retorno imposible al pasado o un nuevo comienzo revolucionario en las condiciones de la catástrofe capitalista?

La película marca una continuidad con ese horizonte de libertad (“Tierra y Libertad”, “Pan y Rosas”, “La canción de Carla”). En este caso, Loach trabaja sobre imágenes en blanco y negro que al final se subvierten en color: es el color de aquel espíritu del 45. Es el color de una mirada, la del director, que deja una esperanza. Es el color de la voz de aquel hombre que, sobre el final, eterniza: “La clase obrera puede cambiar toda la historia, lo que pasa es que aún no se da cuenta del poder que tiene”.


Daniel Mecca

El ciclo sobre Loach comenzó el martes 1° de abril y contará, cada martes, con la proyección de dos películas distintas por día, a las 17 y a las 20 horas. Termina el 27 de mayo. Será con entrada libre y gratuita, en el BAC, Suipacha 1333, Capital Federal.