El episodio Choferes-Berni introdujo un clavo más en el cajón de entierro de la transformación progresista del peronismo bonaerense que el kirchnerismo pretendió con Kicillof. Y aunque las piñas ganaron la plana por el agudo desafío al Estado que expresaron, el paro y el piquete en la ruta 3 impuestos desde abajo por los choferes cuestionaron al mismo tiempo a la burocracia de Fernández, a la patronal y al gobernador y su ministro represor. Las piñas fueron acompañadas por los obreros del volante con una vuelta del “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, tampoco Kicillof. En el resto de la clase corrió como reguero de pólvora la solidaridad con los obreros del volante, aunque solo el clasismo la haya expresado de inmediato, con el #FueraBerni que volvió al debate de la mano de la fracción revolucionaria del Frente de Izquierda.

Pero las piñas fueron apenas el emergente de un cuadro desesperante de la vida en el conurbano. “No se puede salir aquí después de las ocho de la noche”, resumía una dirigente matancera del PO en una asamblea de media docena de barrios populares en el Barrio 8 de Enero, en Catán. Resultado del cóctel del narcoestado creciente en el marco de la miseria social. Para Gabriela Cerruti, la vocera presidencial, “no tenemos estallido… porque la ayuda social llega a través de las organizaciones populares”. Efectivamente, del billón de pesos presupuestado en el Potenciar Trabajo y la Tarjeta Alimentaria, el 47% va a la Provincia, y de eso, la mayoría absoluta al conurbano, donde la pobreza escaló en 2022 al 45%. Hoy, la pobreza marcha en flecha a la mitad de la población, tras la inflación galopante del primer trimestre. Lo de Cerruti puede fallar.

Así las cosas llega la nueva devaluación de Massa que va derechito a la mesa familiar. Alarmados, aumentan la Tarjeta Alimentar, pero pretenden financiarla con la caída de 160 mil “nexos”, una variedad de los planes sociales, o sea financiada por los pobres mismos. El parate recesivo empieza a hacer el resto. No hay magia. Kicillof completará un mandato de pobreza y ajuste fondomonetarista, asociado a la UIA y a Carbap, arrodillado ante la banca internacional que no obstante se lo quieren sacar de encima. Por eso, Kicillof y Cristina sostuvieron a Berni y la Bonaerense, ahora claman por miles y miles de gendarmes para enfrentar la crisis. Otra vez ¿progresismo?

La crisis política del PJ y de Juntos por el Cambio es el resultado de la concurrencia de responsabilidades, al menos en la última década. Kicillof se fusionó con la vieja mafia del PJ bonaerense, y le agregó a Berni. Sus peleas con Máximo Kirchner se inscriben en este fracaso, el de La Cámpora junto a todo el peronismo. No hay candidato presidencial del FdT, por eso volvió el debate del desdoblamiento cuando faltan cuatro días para que quede sin efecto (el 15 de abril deben ser convocadas las elecciones). La enorme crisis de Juntos por el Cambio en la Ciudad de Buenos Aires, entre los ganadores de octubre pasado, se replica en la provincia entre los perdedores. La crisis de unos y otros desestabiliza a los intendentes. Bullrich busca al exarquero Chilavert para La Matanza, el Evita fue sacado a los tiros por la patota de Espinoza cuando pintaban una pared por Cubría. Juntos negocia con Espert.

En ese escenario pesca Milei, sin candidato provincial. Pero, como dice la tapa de Prensa Obrera, la rebeldía es por izquierda. Y tenemos que ayudar a nuestra clase, la de los trabajadores, y a la juventud en particular, a sacar las conclusiones de su enojo. A organizarse para luchar, al tiempo que vamos refutando cada mentira de los fachos libertarios: la de la casta de la que Milei es el monarca, de la dolarización que es megadevaluación, de la libertad que es la de explotarnos y reprimirnos, la de no educarnos, la de no curarnos si no tenemos los medios económicos, la de aplastar los derechos de la mujer.

Faltan dos meses para inscribir alianzas, pero antes y después atravesaremos convulsiones económicas, sociales, y violentos giros políticos. Al momento de escribir estas líneas están de paro 30 líneas de colectivos, el Sutna volvió a los paros en Bridgestone, la Unidad Piquetera prepara otro acampe. Algunos analistas empiezan a advertir desplazamientos a la izquierda. El “fuera los políticos capitalistas” que el PO propone al FIT-U tiene un escenario mayor en la provincia. El desafío es llevarlo a comités de base en cada barrio, en cada fábrica, en cada lugar de estudio y de trabajo.