Políticas

1/2/2022

Kicillof, el gobernador “amigo”, apoya el pacto con el FMI

Una capitulación a Fondo.

Según los medios de prensa, Kicillof fue el primer “kirchnerista” en romper el silencio y apoyar el pacto con el FMI anunciado por Alberto Fernández. El gobernador bonaerense les reconoce al presidente y al ministro Guzmán nada más y nada menos que haber evitado una “catástrofe”. Un elogio proimperialista sin atenuantes y miserable del que no se vuelve.

Proimperialista

La celeridad de Kicillof y el apoyo explícito al “acuerdo” fue acompañado con declaraciones de medio gabinete provincial -incluido el jefe de gabinete interventor Martín Insaurralde-. Esta definición y alineamiento choca con Cristina y Máximo Kirchner quienes se llamaron a silencio por varios días hasta la renuncia del jefe de La Cámpora a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos. Kicillof avanza en su ruptura con el kirchnerismo y se pejotiza.

Para Máximo Kirchner, Dios aprieta pero no ahorca. Después de su carta de renuncia le sugirió a Alberto Fernández que busque otro jefe de bancada que “crea” en el acuerdo con el FMI pateando el tablero, pero no tanto porque aclaró que seguirá en el bloque oficialista. No se conoce ninguna decisión efectiva de enfrentar al gobierno más allá de la renuncia que sí pone en crisis la ratificación del acuerdo en el Congreso.

El kircherismo juega a las escondidas con un pacto que impone un monitoreo permanente del Fondo Monetario y un mayor y enorme ajuste fiscal que pagaremos los trabajadores, y quiere cargárselo 100% al Alberto Fernández. Sabe lo explosivo que será el ajuste pactado.

A Cristina se le pinchó el relato del “FMI amigable” propio de un nacionalismo senil y capitulador. El alineamiento de Kicillof con las exigencias del Fondo pinta de cuerpo entero al “gobernador amigo de los trabajadores” y a las burocracias sindicales integradas al Estado y a su gobierno en calidad de funcionarios. Curándose en salud, Kicillof saluda al acuerdo en lo que es una justificación de su propia capitulación ante el Comité de acreedores y los bonistas buitre de la provincia de Buenos Aires.

El acta de garantía y de pago al capital financiero es el presupuesto provincial 2022. Kicillof fue un pionero del arrugue y como Alberto Fernández refinanció la deuda provincial (canje) sin investigarla amnistiando el fraude de Vidal y de su antecesor Scioli. Toda la cháchara sobre la bicicleta financiera de María Eugenia Vidal fue el prólogo de la agachada ante el FMI. La ley de leyes provincial votada en común con Juntos consagra el ajustazo, habilita un mayor endeudamiento, precariza el trabajo, mete un impuestazo a la vivienda única, y elimina el Fondo Covid del presupuesto de salud en plena pandemia.

Pero además, para el “nacional y popular” apoyar el acuerdo implica un acto de diferenciación política deliberado (a la derecha) con la vista puesta en seducir al PJ bonaerense y en una reconciliación con los intendentes y los barones que se cobijan en el albertismo. Kicillof, quien quedó pegado a la derrota electoral y a las listas únicas de Cristina, busca su propio camino de vuelta a Canosa.

Por lo pronto, el exahijado político de la vicepresidenta y ahora enfrentado al kirchnerismo, Axel Kicillof, busca explotar en beneficio propio la crisis política abierta en el Frente de Todos.

Máximo, presidente del PJ bonaerense, tendrá que definir -junto a los legisladores kirchneristas y de La Cámpora- su voto o abstención en el Congreso cuando se trate la rúbrica al pacto colonial con el FMI. Todo indica que el kirchnerismo quiere que Alberto Fernández pague solito el costo del acuerdo infame. No es lo mismo que enfrentarlo.

El apoyo de los barones pejotistas y del propio Kicillof al contubernio entreguista y hambreador reforma laboral, jubilatoria y tarifazos incluida, es una presión extra sobre Máximo Kirchner en su rol de titular, más que cuestionado, del peronismo provincial. Se agudiza la división en el peronismo bonaerense.

Yasky funcional a la derecha

El lunes 31/1, el diputado Hugo Yasky del Frente de Todos y secretario general de la CTA “de los trabajadores” anticipó cuál debería ser la posición del plenario de secretarios generales de la “Central” al afirmar que el “acuerdo” avalado por Martín Guzmán y todo el gabinete nacional evitó el default. Yasky repite el discurso de Alberto Fernández y de Axel Kicillof, y como ellos dice que la deuda no va a pagarse con el hambre del pueblo. Falsificador compulsivo y apurado, Yasky quedó a la recontra derecha.

Veremos qué hace Roberto Baradel, quien tiene por delante las elecciones de Suteba y tendrá que enfrentar a la combativa Multicolor que rechaza claramente el acuerdo con el FMI y el ajustazo. Después de vociferar contra la herencia macrista, la burocracia de la CTA- Suteba se aprestaba a votar con la derecha en el Congreso el pacto de sometimiento nacional. Ahora quedó expuesta, Yasky, como la CGT, privilegia por ahora su integración al gobierno pagador serial de deuda usurera y fraudulenta.

El verso oficial que promete pagar sin el hambre popular fue desmentido desde el propio interior del Frente de Todos. La “letra chica” es una rendición en toda la línea al imperialismo inocultable. Claudio Lozano, director del Banco Nación y dirigente de la Unidad Popular, donde reviste la burocracia de Ate y de la CTA “Autónoma”, tildó el acuerdo de default diferido y de un interregno hacia una nueva crisis de deuda. Lejos de evitar la catástrofe, el ajuste y compromiso de pago lo abona y alimenta. Quienes, como Lozano, denuncian que el gobierno no investigó la deuda contraída por Macri (indultando al fraude) siguen por ahora en funciones reivindicando al “gobierno popular” de los Fernández contra todas las evidencias. Una contradicción en sus términos.

Contrapeso y crisis

Lozano y la centroizquierda que se propone revivir de la mano de un “kirchnerismo crítico” y sin romper con el gobierno fungen como contrapeso “izquierdista” cuando está todavía por verse qué hará finalmente Cristina y hasta dónde tirará de la cuerda. Concretamente si el kirchnerismo profundiza la crisis política rechazando votar el acuerdo o si retrocede como ya lo ha hecho en varias oportunidades decisivas, especialmente cuando Cristina avaló la continuidad de Martín Guzmán después de la derrota de las Paso

Mientras Kicillof asume abiertamente su defensa del pacto con el FMI -al que ni siquiera presenta como el mal menor sino como una acción necesaria- suena fuerte una asociación entre Scioli y Berni hacia el 2023. ¿Qué hará el pejotizado Kicillof? El coqueteo del Kici con los barones y los intendentes del conurbano que le coparon el gabinete tendrá que pasar por la prueba de fuego de un gobierno en crisis, dividido y de un ajuste nacional y provincial en el territorio bonaerense sumergido en un 50% de pobreza.

Kicillof confirmó una vez más con su subordinación ante el FMI la descomposición política de los izquierdistas reconvertidos al peronismo.

Fuera el pacto entregador. Movilicemos para quebrar el acuerdo con el FMI con la intervención popular. No al pago de la deuda externa y ruptura con el Fondo Monetario. Discutamos un programa de salida y de los trabajadores.