Políticas

13/6/2021

Kicillof entrega hasta la camiseta a los bonistas buitre

Nacionales y populares contra las cuerdas.

Con el cierre de listas para las legislativas cada vez más cerca, Kicillof acelera un paquete de medidas que exigen los capitalistas y una lista de “unidad” del peronismo en la provincia de Buenos Aires. El gobernador volvió a la carga con una “oferta superadora a los bonistas”, o sea nuevas concesiones al capital financiero para pagar la monumental deuda externa de la provincia. A la par anunció el fin de la “alarma epidemiológica” en el Conurbano, incluido el retorno a las clases presenciales, lo cual fue festejado por Juntos por el Cambio como un triunfo propio.

Reculando en chancletas

La semana entrante será clave porque el gobierno provincial está obligado a formular una “nueva propuesta” a los bonistas buitres, organizados en la fuerza de choque que representa el “Comité de Acreedores”. El viernes 18 vence la postergación del fracasado canje de bonos bajo jurisdicción extranjera, rechazado ya en dieciocho oportunidades por los tendedores de títulos de la deuda externa bonaerense, a pesar de las sucesivas concesiones de Kicillof como la eliminación de la quita de capital. En juego hay más de 7.000 millones de dólares con vencimientos concentrados hasta 2024, y la judicialización del default que los “acreedores” llevan adelante en los tribunales de Nueva York.

No sólo Juntos por el Cambio y sus nuevos aliados los “libertarios” de Espert urgen por un “acuerdo” inmediato de repago de la deuda, haciendo lobby por los saqueadores; también Randazzo de la vereda del medio de Lavagna, y el propio Daniel Scioli, aspirante a primer candidato a diputado por el Frente de Todos. Según algunos medios, Martín Guzmán y el gobierno nacional estarían metiendo presión a Kicillof porque un acuerdo de canje bonaerense es fundamental para avanzar con el FMI; lo que ilustra que están a merced de los usureros, que los exprimen como un limón.

Mientras los bonistas siguen exigiendo un pago en plata fresca para levantar los juicios ya iniciados, la nueva oferta de reestructuración de deuda va más lejos que la del 28 de mayo. Para encubrir este retroceso en chancletas, el ministerio de Hacienda y Finanzas presenta públicamente la propuesta como una “leve mejora” cuando en verdad acepta reducir la quita de intereses a un 30 o 35%, después de haber reconocido íntegramente la deuda fraudulenta amasada bajo los gobiernos peronistas y de Vidal. Pero los buitres quieren que esta no supere el 20%, como impusieron en otras provincias del país. De prosperar estas variantes el canje en la provincia sería aún más gravoso que el pacto leonino firmado por Martín Guzmán con los fondos buitres acreedores de la deuda nacional.

El retroceso de los “nacionales y populares” es monumental. Kicillof sigue aumentando el precio de los cupones, reduce más la vida promedio de los bonos acortando los plazos de repago, confirma la quita de capital y ofrece pagar los intereses vencidos respetando el capital nominal. ¿Habrá fumata blanca para el acta de rendición? No se sabe, porque el “Comité de Acreedores” chantajea con la premura de los tiempos electorales y rechaza un “pago a cuenta” con bonos, como pretenden el gobierno del Frente de Todos. Los buitres trinan por menores plazos para empezar a pagar los intereses y quieren que los pagos comiencen durante el mandato del ahijado político de Cristina Kirchner.

Como fuere, se acercan posiciones a fuerza de entrega. La nueva oferta confirma el verso de la “última propuesta” con que Kicillof simuló despedir a los bonistas por su intransigencia. El pez por la boca muere: después de haber dicho que gobierno había llegado al límite de la sostenibilidad fiscal, social y financiera del Estado bonaerense, aparece esta nueva capitulación que hipoteca a la provincia. La negociación soberana, de la que presumían las direcciones kirchneristas y las burocracias de Suteba y ATE, es puro cuento: Kicillof raspa la olla ajustando salarios y congelando las paritarias de estatales, docentes y trabajadores de la salud.

Campaña electoral con los ojos puestos en los capitalistas

Los guiños a los capitalistas van más allá de las condiciones leoninas del canje de deuda. El viernes pasado Kicillof hizo pública la vuelta a las clases presenciales en el Amba a pesar de los 10.000 contagios diarios en la provincia, los más de 40 mil muertos, la aparición de cepas más letales y de alta contagiosidad aún para los vacunados; y el gravísimo colapso y saturación de los hospitales. Un retrato del ajuste a la salud y de la llegada en cuotas de las vacunas. A la fecha son menos de cinco millones los vacunados con una dosis y sólo un millón con la segunda, sobre casi 18 millones de bonaerenses. El promedio de vacunados por municipio está en el 25%, y del 65% de los docentes que Kicillof dice que fueron inoculados, la gran mayoría recibió una sola dosis, y muchos no tienen siquiera las dos semanas de vacunados.

Como denunciamos en Prensa Obrera el levantamiento del “confinamiento” por parte de los Fernández y Kicillof fue la campana de largada para rematar el fin de la “alarma epidemiológica” en los distritos más populosos, empobrecidos y castigados por la pandemia del conurbano. El falso confinamiento sin recursos para los trabajadores, del cual se eximió a las patronales de su cumplimiento, no frenó la pandemia y terminó sin pena ni gloria. En campaña electoral, Kicillof pasó del relato de la “lluvia de vacunas” a falsificar las estadísticas para forzar una vuelta mentirosa a fase 3 en todo el Gran Buenos Aires y el Gran La Plata. Municipios con 600 a 800 contagios cada cien mil habitantes fueron sacados de la “alarma epidemiológica”.

La corrida del kirchnerismo a la derecha y la “larretización” de Kicillof acompañan la oferta electoral derechista del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires. Mientras que Daniel Scioli se presenta como un puente hacia los intendentes que reniegan del avance de la Cámpora y de Máximo Kirchner al frente del PJ bonaerense; Victoria Tolosa Paz se arroga ser una candidata de Alberto Fernández y de “síntesis” con Cristina Kirchner. Dos variantes derechistas para una provincia que es un polvorín social. Tolosa Paz es una mujer vinculada por negocios y familia a las inversiones y el capital inmobiliario en La Plata, considerada la capital provincial de los asentamientos y las villas por la expulsión de trabajadores a la periferia producto de alquileres exorbitantes y el derrumbe del salario. Las candidaturas en disputa implican un retroceso de las aspiraciones del kirchnerismo que se arroga la “lapicera electoral”

Intervención de los trabajadores y un congreso del Frente de Izquierda Unidad

Ante la política entreguista del kirchnerismo que representan los Kicillof, Cristina y Máximo Kirchner, y el río revuelto de una derecha que sigue sin cabeza por las idas y vueltas de Vidal, urge una gran movilización política del Frente de Izquierda Unidad para plantar un programa de la clase obrera por vacunas, trabajo y salario ante la catástrofe social, y por la conquista del voto para separar a los trabajadores del peronismo y todas las variantes patronales.

La negativa de Kicillof y la ministra de trabajo Mara Malec a reabrir las paritarias es otra garantía que el Frente de Todos ofrece a los bonistas que esquilman a la provincia de Buenos Aires. Un programa de salida de los trabajadores responde a las necesidades y carencias urgentes de los explotados en una provincia donde gobernó por décadas el peronismo asentado en el aparato corrupto del PJ y sus punteros, y enfrenta también al macrismo que dejó tierra arrasada con Vidal.

La campaña por un congreso abierto del Frente de Izquierda Unidad está al servicio de esta movilización política. Reapertura urgente de las paritarias, salario igual a la canasta familiar y seguro al desocupado no inferior a los 40.000 pesos. Vacunación para toda la población e intervención de los laboratorios privados bajo control obrero para garantizar la producción y distribución de las vacunas. Impuesto extraordinario a los grandes capitales para financiar un aumento del presupuesto de salud, educación, vivienda y urbanización de los barrios. Por un plan económico de los trabajadores basado en el no pago de la deuda externa, y la ruptura con el FMI y los bonistas buitres.