Políticas

9/10/2003|820

Kirchner e Ibarra contra los obreros de Brukman

A pesar de que el proyecto de expropiación parcial de Brukman cuenta ya con un despacho de la Comisión de Desarrollo Económico, su tratamiento en la Legislatura porteña se encuentra empantanado. El proyecto “duerme” desde hace dos meses en la Comisión de Presupuesto, a pesar de que ésta sólo debe determinar si la gestión obrera es viable y a cuánto ascienden los recursos necesarios para llevar adelante la expropiación. Ocurre que el gobierno de Ibarra no quiere expropiar la fábrica. El argumento que se esgrime es que “aún no fue dictada la quiebra”. Pero la jueza que interviene en la causa comercial ya ha prorrogado, en tres oportunidades, el llamado “período de exclusividad” que tiene la patronal para realizar ofertas a sus acreedores.


Las prórrogas judiciales van de la mano de las maniobras patronales para recuperar la fábrica. En efecto: de los cuatro millones y medio de deuda patronal, el 40% corresponde a un “autopréstamo” de una empresa fantasma con domicilio en el exterior y que pertenece a los mismos Brukman, es decir, una burda maniobra de vaciamiento. Otro 25% corresponde a deudas con el fisco. Pero la Afip ni siquiera certificó sus deudas en la causa que, por separado, se le sigue a los Brukman por evasión impositiva. A su turno, la Ciudad no se presentó a verificar sus acreencias en el concurso de acreedores. Es evidente que Brukman está trabajando día y noche para cerrar un “acuerdo” consigo misma y con el Estado. A la espera de esta “salida”, la Justicia prorroga indefinidamente el concurso y el gobierno de Ibarra mira para otro lado.


La posición de que “hay que esperar a la quiebra para expropiar la fábrica” ha sido el denominador común de las ofertas que, sucesivamente, vienen realizando los emisarios de Kirchner y de Ibarra. Pero todos saben que la patronal está avanzando para homologar un concurso. La Justicia Penal, por su lado, ha iniciado una causa por “usurpación” a los trabajadores que llevaron adelante la gestión obrera, después que la patronal abandonó la empresa.


Los centroizquierdistas porteños se oponen por el vértice a la expropiación y gestión obrera de las fábricas vaciadas por sus dueños. Desde hace un año, vienen respondiendo a la presión generada por la ocupación de fábricas declarando “sujetas a expropiación” las máquinas de estas empresas y pagando una renta por los predios ocupados. Pero el gobierno no ha avanzado aún en ninguna expropiación efectiva. Más aún: ha estallado ahora una polémica respecto del criterio de “valuación de los activos a expropiar”.


La negativa a declarar incluso una ocupación o expropiación parcial, obedece a que los Brukman quieren la fábrica. En particular, el gran edificio de la calle Jujuy, con el cual aspiran a concretar un negocio inmobiliario. Este es el motivo por el cual el gobierno de Ibarra llegó a ofrecer el montaje de un “tallercito” puertas afuera de la fábrica actual. Es decir que estaba dispuesto a gastar dinero para armar una suerte de microemprendimiento con tal de facilitarles a los vaciadores el camino de retorno a la fábrica.


El conflicto de Brukman desnuda, por lo tanto, la completa hostilidad de ibarristas y kirchneristas hacia las fábricas ocupadas.


El 17 de octubre, fecha en que vence la última prorroga extendida por la jueza a la patronal de Brukman, está prevista una jornada de movilización a favor de la expropiación. Vayamos por la expropiación de la fábrica, su restitución a los trabajadores para continuar la gestión obrera, y el desprocesamiento de los compañeros.