Políticas

10/4/2003|796

Kirchner entrega la jubilación y la Caja

Se encuentra en trámite parlamentario de ratificación el tercer convenio vinculado con la injerencia de la Nación en la política previsional santacruceña.


Hay que tener intenciones inconfesables para firmar tantos convenios como lleva firmados este gobierno provincial, con distintas administraciones nacionales, sobre el futuro de la Caja de Previsión, sin que se entienda casi nada de lo que se firma.


Pero no hay sorpresas: cuando se desmenuza tanta palabra enrevesada, queda claro lo que se oculta: se han comprometido a que en un plazo máximo de seis años regirán en la Caja de Santa Cruz los mismos requisitos para jubilarse que exige la ley nacional (menemista) de jubilaciones. Esto significa una edad de 60 y 65 años para mujeres y hombres respectivamente, y la eliminación de todos los regímenes especiales, como el caso docente y otros.


Se han preocupado de aclarar que va a ser un régimen de reparto, pero nada se dice sobre que vaya a ser mantenido el 82% móvil, que es el punto decisivo para los que se jubilen, y para los actuales jubilados.


No se ha firmado ninguna garantía al respecto. El convenio es sigiloso, porque se ocupan de dejar en claro y asegurarse en el texto todo lo que nos perjudica, pero no se asegura la continuidad de ninguno de los beneficios ya existentes, a futuro.


A partir de este nuevo tratado se firmará un convenio específico, en donde se asentarán los pasos que llevarán a la eliminación gradual de nuestros derechos, proceso que lleva el pomposo nombre de “armonización del sistema previsional”.


La Nación a cambio de esta liquidación de los derechos jubilatorios, compensará el déficit de la Caja, lo que es el paso previo a hacerse cargo de la misma, ya que todo esto implica auditorías compartidas por el Anses y como todo se deberá ajustar a pautas “nacionales”, la permanencia de la Caja en la órbita provincial será solamente una formalidad, vacía de contenido y sin beneficios concretos para la gente de Santa Cruz.


Por este camino, la famosa Ley de Intransferibilidad de nuestra Caja de Previsión, correrá la misma suerte que, en el plano nacional, tuvo la Ley de Intangibilidad de los depósitos bancarios, aprobada poco antes del “corralito”.


La suerte de la Caja y de nuestras jubilaciones está por entero en manos de los que seremos afectados, y en nuestra capacidad de defender lo que nos merecemos, puesto que los tiempos se acortan y la hora de enfrentar el “mazazo” que se prepara, ha llegado.


Es aleccionador que en estos convenios hayan intervenido tanto el justicialismo como la Alianza. Es esclarecedor que firme el Dr. Kirchner, para adaptarse a una ley antiobrera del Dr. Menem, porque todo esto demuestra una vez más que pisan el mismo terreno. ¡Cuán actual resulta el lema de “Que se vayan todos”! ¡Qué necesaria una Asamblea Constituyente soberana para reorganizar el país de arriba a abajo!


En contraposición a tanta entrega, el Partido Obrero plantea la defensa incondicional de todas las conquistas jubilatorias provinciales, en primer lugar el 82% móvil, las edades jubilatorias y los regímenes especia les. Vamos por la derogación de la ley jubilatoria menemista y la nacionalización de los fondos de las Afjp, bajo control de los trabajadores.