Políticas

23/7/2003|810

Kirchner le dijo Okay a Bush

Al presidente Kirchner tuvo que cambiar súbitamente de agenda cuando Bush decidió citarlo en la Casa Blanca.


Palabras más o menos, todos los diarios coincidieron en calificar esto como una comparecencia más que como una visita.


La Nación dijo que “Kirchner intenta despejar dudas en Washington”.


La soberanía nacional, como se puede ver, sigue estando en otro lado.


Kirchner salió de la entrevista “muy satisfecho”. Con el prontuario que tiene Bush, esto significa que Argentina se somete al FMI, que pagará la deuda que se encuentra en cesación de pagos y que acepta un compromiso favorable para bancos y privatizadas.


Lo que llevó a la citación de Bush y a la comparecencia de Kirchner es algo muy sencillo: Argentina está a punto de declararse en quiebra por segunda vez (default).


En septiembre tiene que pagar unos cuatro mil millones de dólares al FMI que éste no está dispuesto a refinanciar. Si Argentina no paga con las reservas del Banco Central podría producirse un nuevo estallido financiero internacional.


Esto es lo que preocupa a los imperialistas europeos y norteamericanos.


En el mercado mundial se encuentra en pleno desarrollo el “default” de California (octava economía internacional) y del propio Tesoro norteamericano, que acumula un déficit anual de 600.000 millones de dólares.


Los bonos que representan las deudas de las grandes empresas capitalistas están cayendo en picada.


Un nuevo “default” de Argentina significaría también una nueva bancarrota de los pulpos que operan en el país.


Las dos cosas preocupan, y cómo, a los capitalistas argentinos que Kirchner representa.


Los juntó el espanto.


La “ayuda” que Kirchner gestionó ante el carnicero norteamericano no confronta para nada con las exigencias del FMI. De otro modo no habría acuerdo y se produciría la cesación de pagos.


Kirchner le fue a pedir a Bush lo mismo que pidió Lula durante el apogeo de la crisis financiera brasileña el año pasado: la habilitación de “líneas de crédito” de los bancos norteamericanos para las exportaciones e importaciones de Argentina.


Es que Argentina no tiene, como se dice, acceso al “mercado voluntario” de crédito.


Esto, claro, en el marco del ajuste del FMI, que prevé no aumentar salarios de estatales, ni la ayuda social, ni el presupuesto de educación y salud, aunque sí “compensaciones” a banqueros y aumentos de tarifas. El “ajuste ” provocado por la devaluación se mantiene y profundiza.


Como dice muy bien Marcelo Bonelli en Clarín (23/7), el “programa de tres años (con el FMI) condicionará casi toda la gestión del presidente Kirchner”.


Kirchner habló en exceso de “la lucha contra el terrorismo”, es decir que se alinea con Bush en Colombia y en Irak. El Brasil de Lula ya está operando militarmente en la frontera de Colombia. Kirchner ya autorizó operaciones conjuntas con el Pentágono y hasta la concesión de inmunidad criminal para las tropas norteamericanas.


Bush está urgiendo a Koffi Annan, el secretario de la Onu, la adopción de una nueva resolución que involucre a la Onu en Irak.


Es lo que reclama Kirchner para mandar tropas a reforzar la ocupación yanqui.


Pero si Kirchner ha capitulado ante Bush, lo espera una crisis política muy rápidamente.


Si recula de ese compromiso o lo rechaza, al pesar y sopesar que las exigencias del Fondo son inviables, tendrá también una crisis, pero de otro orden.


Dejaría al desnudo la necesidad y la actualidad de una amplia lucha antiimperialista.


Tendría una repercusión “desestabilizadora” en la política proimperialista de Lula.


Pero el Presidente adora la “gobernabilidad”. Es un pequeño burgués conservador, no un pequeño burgués revolucionario.


El Partido Obrero convoca a luchar por la ruptura con el FMI y a abrir con ello una perspectiva nueva para los obreros y los campesinos de toda América Latina.