Políticas

4/8/2008|892

Kirchner le pega a Shell y le paga a Repsol


Finalmente, Esso y Shell le impusieron al gobierno lo que buscaban al subir el precio de los combustibles: la rebaja del impuesto a la importación de gasoil.


En diciembre, por medio de la resolución 1679, la Secretaría de Energía había resuelto que las refinadoras debían asegurar el abastecimiento del mercado interno y que a tal fin “las firmas refinadoras, tanto primarias como secundarias, interesadas en exportar gasoil deberán demostrar, previamente a su habilitación, que la demanda de toda la cadena comercial, tanto minorista como mayorista, identificada con una bandera o refinería o no, está debidamente satisfecha o que se le ha otorgado a la demanda interna la posibilidad de adquirir gasoil”.


Esta disposición se adoptó porque las petroleras y refinadoras estaban exportando gasoil para beneficiarse de los precios internacionales más altos que los internos, amenazando con dejar sin ese combustible a los trabajos de la cosecha.


La resolución de la Secretaría de Energía decía que “en caso de que las estimaciones realizadas por la refinadora no resultaran acertadas, esa refinadora deberá, al menos, importar un volumen similiar al exportado, a su exclusivo costo, y sin que la cadena comercial se vea afectada por sus errores de estimación o previsión” (subrayado nuestro).


A comienzos de marzo, Shell y luego Esso aumentaron los precios con el argumento de que estaba aumentando la demanda de gasoil por la cosecha. Eso, más allá de la “ira” de Kirchner, “paralelamente, dio luz verde a un proyecto reclamado por las petroleras…”, precisó Clarín (12/3): “La eliminación del Impuesto a la Transferencia de los Combustibles para la importación de gasoil”.


Esa medida “dio un cierto alivio al sector petrolero” (ídem, Clarín). Porque de lo contrario las refinadoras debían importar el gasoil y cargar “a su exclusivo costo” la diferencia entre el precio de importación y el del mercado interno, nada menos que a razón de 1 peso por litro.


De esta manera, después de haber obtenido suculentas ganancias con la exportación de gasoil, ahora las petroleras y refinadoras reciben un colosal subsidio del Estado.


Como se ve, el show de Kirchner contra Shell y Esso sirvió para disimular esta fabulosa claudicación ante los pulpos petroleros.