Políticas

7/7/2005|907

Kirchner y Juez se hacen delasotistas

Por un frente cien por cien

Hasta hace poco la preocupación fundamental del ‘establishment’ político y económico de la provincia era el peligro “institucional” que significaban las peleas e insultos públicos entre De la Sota y el intendente Juez. De la Sota, además, aparecía enfrentado a Kirchner.


Esto ha cambiado. El intendente y el gobernador han sellado un pacto de convivencia y aparecen juntos en actos y fotos, y del insulto y la pelea pasaron a los buenos y civilizados modales. El gran arquitecto fue Kirchner, que selló un pacto con su ex adversario, De la Sota, y envió el proyecto de la “transversalidad” con Juez al arcón de los recuerdos.


Tal vuelco lógicamente tuvo su condimento material: De la Sota, con el apoyo de la bancada juecista, firmó el pacto de responsabilidad fiscal exigido por el FMI. Kirchner desembolsó 250 millones de pesos para Córdoba a través del programa de financiamiento ordenado (PFO), además de cerca de 1.000 millones para obras públicas (autopista Córdoba-Rosario), y con ello compró dos puestos “expectables” en las listas del PJ cordobés para las elecciones de octubre. De la Sota, a su vez, apoya los reclamos de sus mandantes (los agroexportadores, ¡Urquía!) de terminar con las retenciones a las exportaciones.


El proceso político cordobés es la expresión palmaria de los lazos sociales capitalistas del kirchnerismo (y el juecismo) con el aparato político que domina la provincia (en representación de la oligarquía sojera).


Juez, que pretendía que esta elección lo plebiscitara como el gran opositor a De la Sota (y por lo tanto quedarse con la gobernación en 2007), no puede hacer mucha bulla contra la lista apadrinada por Kirchner sin caer en la oposición a su padrino político.


La UCR, que está totalmente fragmentada, querría simular una oposición a De la Sota, pero los compromisos financieros establecidos entre los intendentes radicales y el gobernador han convertido su propósito en un mamarracho.


El Partido Socialista deshoja la margarita: ¿reeditar la Alianza (con la UCR)?, ¿sumarse al Frente Nuevo (de Juez)?, ¿marchar solos o llegar a un acuerdo con IU?


Las luchas obreras


De la Sota y Juez están unidos además por otro hecho: debieron en las últimas semanas hacer frente a los reclamos salariales de sus respectivos trabajadores; los empleados públicos, los docentes y los trabajadores de la Justicia, en el primero de los casos; los choferes del transporte urbano y los empleados municipales, en el segundo. Ambos han respondido de forma similar: tirar lastre y otorgar aumentos que por su insuficiencia sólo patean el conflicto hacia adelante.


En el movimiento obrero es donde se expresa el otro vuelco de la política cordobesa. La irrupción, fundamentalmente de los trabajadores de la salud, ha cambiado el escenario de conjunto. Primero, establecieron una consigna salarial (que ha sido rápidamente recogida por el conjunto de la administración pública y también por algunos privados) de 1.600 pesos de básico; contra el trabajo en negro: pase a planta permanente de todos los contratados, salario para los becarios y residentes; para los jubilados: ninguna cifra en negro, todo al básico, vigencia del 82% móvil; la defensa del hospital público, el reclamo de insumos y aumento presupuestario. Segundo, establecieron un claro reagrupamiento contra la burocracia del SEP, que hizo peligrar la firma por parte del gremio de la aceptación de la propuesta salarial del gobierno (que en algunos casos significa un 60% de aumento y en otros un 35%), se autoconvocaron, crearon una coordinadora de delegados y activistas de todas las dependencias, rechazaron el acuerdo que la burocracia finalmente firmó y exigieron ser recibidos por el gobernador. La “rebelión hospitalaria” llegó para quedarse.


Por un frente de izquierda


Esta situación coloca la necesidad de un reagrupamiento político independiente del PJ y del juecismo, delimitado de los gobiernos “nacional-burgueses”.


IU proclamó la necesidad de un frente provincial, pero su alineamiento con el Encuentro de Rosario lo forzaría a rechazar un frente con el PO, cien por cien de izquierda, aun si no sale el frente, que busca, con el PS.


El frente de izquierda en Córdoba no es otra cosa que llevar a la escena política (y también electoral) el método y el programa que se dieron los trabajadores del Polo Sanitario; un frente ciento por ciento de izquierda permitiría además dar una salida de clase a los amplios sectores populares que apostaron al juecismo y se encuentran decepcionados, y por supuesto intervenir en la crisis que carcome al PJ. Como los trabajadores de la salud, autoconvoquémonos por un frente de izquierda y las organizaciones de lucha.