Políticas

28/6/2016

La AFA es la Argentina en frasco chico

Finalmente, todos están casi de acuerdo: el fútbol argentino será conducido directamente por la Fifa, un organismo imperialista controlado a su vez por las grandes multinacionales de la televisión. Así, la colonización del fútbol se completa hasta desde el punto de vista formal


Mauricio Macri intentó entrevistarse personalmente con el presidente de la Fifa, Gianni Infantino, para negociar la situación de una AFA vaciada, acéfala, insoportablemente endeudada, intervenida de hecho y  en riesgo de desafiliación de la Federación Internacional. Pretendía que la colonización del fútbol argentino se hiciera en sus propios términos y de acuerdo con sus propias necesidades políticas. No pudo ser: la Fifa desconfía incluso de él.


La jueza María Servini de Cubría, por mandato casi explícito del gobierno, había intentado voltear la intervención a la AFA acordada por Hugo Moyano y otros con Infantino. Por ese acuerdo, quedaba desplazado Luis Segura de la presidencia y asumía en su lugar -de hecho una intervención- Luis Dupiellet, un juez de la provincia de Buenos Aires que fue presidente de Ituzaingó y en la práctica ocupaba en los últimos tiempos la secretaría ejecutiva de la presidencia de la AFA ¿Quién es Dupiellet? Él mismo lo dijo hace poco por twitter, cuando publicó una foto suya con Julio Grondona y un texto que decía: “Siempre diré orgulloso que he sido tu aprendiz”.


En una reunión con el veedor Alberto Piotti, Moyano y el mismo Dupiellet, Servini comunicó su decisión de rechazar el desplazamiento de Segura por parte de la Fifa. La comunicación escrita de Servini fue emitida el viernes 24, para que llegara a la AFA el lunes 27. Si se se hubiera recibido el mismo viernes, la Argentina no habría podido jugar la final de la Copa América, y si la situación no se revertía Boca quedaba eliminado automáticamente, sin jugar, de la Libertadores, y River de la Recopa Sudamericana.


 


De la calle Viamonte a Zurich


 


Rápidamente, Servini retrocedió; es decir, retrocedió el gobierno. La jueza, obediente a la Casa Rosada, le comunicó con presteza a la Fifa que de ninguna manera había querido desconocer la autoridad del organismo internacional, que solo había puesto en cuestión a Dupiellet porque, al ser juez de la Nación, tiene fueros y no puede ser investigado. Tampoco en ese punto le hicieron caso y la asamblea reunida en Ezeiza para arreglar la Superliga fue presidida por el interventor acordado con la Fifa; es decir, por Dupiellet. Todo esto se arregló en una reunión que por fin juntó a Marcelo Tinelli, Angelici, D’Onofrio, Matías Lammens (San Lorenzo), Víctor Blanco (Racing) y sus aliados con Hugo Moyano y los representantes del ascenso; es decir, los que hasta ayer eran adversarios. En el medio hubo chantajes, extorsiones y vaya a saberse cuántas cosas más.


En definitiva, Luis Segura, un “López” del fútbol, ha sido finalmente desplazado. Ahora las cosas del fútbol argentino se resolverán en Zurich, directamente con Ted Turner y otros pulpos imperialistas. Entretanto, a nivel local, Esteban Mallo -jefe de ese grupo de choque kirchnerista que era Hinchadas Unidas- fue detenido por el crimen de dos narcos colombianos, y en River una nueva guerra entre barras está a punto de estallar. El fútbol sigue en manos de mafiosos, barrabravas y burócratas sindicales, todos ellos al servicio de buitres como Turner y otros por el estilo.


Los Segura y compañía han pavimentado el camino para la intervención de la Fifa. Se acentúa, de este modo, el proceso de colonización del fútbol argentino.


Es tiempo de que los socios e hinchas del fútbol, de todos los clubes, se junten para tomar en sus manos la tarea de limpieza profunda que se necesita en este ámbito.