Políticas

23/2/2022

La asistencia social en manos del Banco Mundial y el FMI

El pacto fondomonetarista incluye una mayor injerencia del imperialismo en el gasto social.

Reunión de Guzmán con el Banco Mundial. Imagen: Télam.

Uno de los puntos clave del borrador del memorándum de entendimiento del gobierno con el FMI es lo respectivo al carácter de la asistencia social y a la injerencia imperialista en la financiación y aprobación del gasto social. El Banco Mundial, el BID y el FMI insisten en un “apoyo focalizado”: una ruta de ajuste contra trabajadores precarizados y desocupados.

Bajo el espíritu de las negociaciones con el FMI, el Banco Mundial confirmó el desembolso de un préstamo de USD 2.000 millones, con destino a políticas sociales y obras públicas, principalmente. Se trata de un desembolso importante, uno de otros que espera el gobierno, que tendrá como contrapartida la aceptación de los términos y programas aprobados por los auditores extranjeros.

Como reza el documento preliminar del acuerdo con el FMI “trabajaremos asociados a bancos de desarrollo para realizar y publicar una evaluación integral de nuestros programas de apoyo social y su estrategia”, con fines de “fortalecer aún más la eficiencia y la focalización de nuestro apoyo social”. Es decir: una “justicia social” dictada por el imperialismo.

En manos de los “halcones” trumpistas

El gobierno siquiera está en condiciones de disfrazar esta orientación capituladora tras la mascarada de un “viraje inclusivo” de dichos organismos internacionales de financiación.

El Banco Mundial se encuentra dirigido por David Malpass, organizador y sponsor de la campaña presidencial de Donald Trump y subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos entre 2017 y 2019, y un aliado de las “reformas estructurales” ajustadoras. Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se encuentra a cargo de Mauricio Claver-Carone, asesor de la campaña de Trump y lobista destacado contra el Estado cubano y contra Venezuela.

Ambos elementos revisten en el ala dura de los “halcones” trumpistas, con una fuerte impronta de condicionamiento de las financiaciones a programas de recortes, ajuste, reformas antiobreras y un alineamiento geopolítico más estricto respecto al imperialismo norteamericano.

Guzmán está chocho

El ministro de Economía, Martín Guzmán, celebró la confirmación del crédito del Banco Mundial y la “relación de largo plazo” con dicho organismo, luego de una reciente reunión de la cual también participó el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.

Desde la secretaría que conduce Beliz afirman que a este crédito del BM se le agregará un programa de financiamiento del BID por USD2.300 millones, clarificando que como las obras y el gasto son ejecutados en pesos -¿a precio oficial?- los dólares que ingresan podrán aplicarse al pago de la deuda con el FMI (BAE Negocios, 22/2).

La referencia a una “ayuda social focalizada” expresa la intención de suprimir parte de las políticas sociales actuales. Un caso de esto es la negativa del gobierno a abrir el ingreso al Potenciar Trabajo y la licuación de los recursos que allí se destinan, por medio de la inflación. El borrador del gobierno habla de una supuesta incorporación de los beneficiarios de dicho programa al mercado laboral, por medio, claro está, de incentivos a las patronales. Aunque lo realizado hasta ahora no parece mover el amperímetro.

El gobierno se ufana, ante el FMI y los organismos internacionales de crédito, de haber suprimido la asistencia social bajo la pandemia y dejado caer los decretos antidespidos y de doble indemnización.

El pacto del gobierno con el FMI tiene consecuencias penosas de todo orden, directas e indirectas para los trabajadores. No solo implica la entrega de la política económica del país, sino el sometimiento de la población a la orientación ajustadora del imperialismo, junto al sostén de algunas políticas elementales de contención como la AUH y la Tarjeta Alimentar, mientras se intenta cerrar la puerta de las reivindicaciones del movimiento de desocupados que clama por trabajo genuino y un seguro universal al parado que alcance para satisfacer las necesidades elementales de las familias obreras.

Contra esta orientación ruinosa, la Unidad Piquetera se prepara para un contundente Plenario Nacional Piquetero los próximos 11 y 12 de marzo.