Políticas

23/8/2007|1006

La barbarie en Chaco

El papa Juan Pablo II, poco antes de morir, se vio obligado a reconocer que “el capitalismo es salvaje”. Obviamente no fue en un gesto sublime de arrepentimiento.


Tras 24 años de democracia de gobiernos patronales han quedado de manifiesto los verdaderos intereses que defienden y representan y el fracaso de su política. En nuestra provincia, bajo la dictadura de Angel Rozas, que vació el Banco del Chaco en los ’90; no todos “somos Chaco“. En el país de las vacas y el trigo, los trabajadores sufrimos las consecuencias de no poder alimentar a nuestros hijos con leche, debido a que la caja por 800 grs. y de segunda calidad cuesta 18 pesos; los 750 centímetros cúbicos del aceite más económico cuesta 3,80 pesos; la papa, el alimento de los pobres, 1,50 peso el kilo.


Mientras tanto, los verdaderos responsables de esta situación dilapidan el dinero que debiera volver al pueblo, en fastuosos actos de campaña electoral, como el caso de la “Cabalgata de la Fe” de Rozas. Los caballos que participan de la Cabalgata comen diariamente, de primera, y son atendidos por personal especializado, a diferencia de lo que ocurre con los niños desnutridos de las barriadas humildes.


Mientras tanto, “Con la fuerza de Rozas” (su slogan electoral) existe ya el “Biafra chaqueño”: la desnutrición y la tuberculosis ya se cobraron la vida de 10 hermanos aborígenes en las localidades de Castelli, Villa Río Bemejito, El Espinillo, Fortín Lavalle, Fontana, mientras que una cantidad importante se debate entre la vida y la muerte. Esta situación se ha agravado con la expulsión violenta de sus tierras, en las que se alimentaban de pescados, fauna y frutos. Desarraigados, sumidos en la más absoluta pobreza, están abandonados por el Estado.


El gobierno radical, con la connivencia de sus socios de la “oposición”, desalojó a los aborígenes y campesinos de sus tierras, que vendió por monedas a los Duhalde, Soros, Eurnekián, Gastaldi (yerno de Mirtha Legrand) y otros pulpos para sembrar soja. El senador Capitanich, quien también disputa la gobernación del Chaco, es socio en varios negociados con Rozas.


Los trabajadores de la salud están llevando a cabo paros progresivos en defensa de la salud pública y el eterno reclamo de mejoras salariales. Los médicos residentes y los contratados denuncian públicamente que son obligados a trabajar bajo amenazas de despido. Un grupo de 20 compañeros de los Jefes de Hogar en Lucha, que trabajan en dependencias del Estado desde hace años en negro por 150 pesos, se encadenaron dentro de la Casa de Gobierno para exigir el pase a planta.


Estos trabajadores, junto a los inundados, los algodoneros y los ex combatientes, hemos sido engañados por el senador Capitanich, quien en plena campaña firmó actas de compromiso para dar soluciones que nunca llegaron.


En Barranqueras no se ha limpiado una sola zanja, no se dragó ninguna laguna, ni se compró una sola bomba extractora de agua para evitar inundaciones. Ni qué hablar de la apertura de alguna fuente de trabajo.


Actualmente, el principal complejo educativo de Barranqueras no dicta clases en ninguna de sus modalidades porque los baños han colapsado, la infraestructura se cae a pedazos, las instalaciones eléctricas son un peligro de muerte. Los trabajadores docentes, junto a los alumnos y sus padres, manifestaron los días 30 y 31 de Julio, ocupando el edificio municipal para exigir respuestas a la intendenta Alicia Azula (Alianza Radical). Hay que reconocerle a la intendenta su eficiencia con las necesidades de su escuela privada (de la cual es propietaria).


Los fondos de coparticipación que recibió este este año el municipio batió todos los récords. ¿Será por eso que la Intendente Azula anunció con bombos y platillos que aumentó a 5.000 la cantidad de bolsas de mercaderías “para entregar a los más necesitados”?


La única salida a esta barbarie es el Socialismo. Este “capitalismo salvaje” únicamente puede ser derrotado con un gobierno obrero, que instaure definitivamente el socialismo.