Políticas

28/1/2015|1348

La batalla del PO frente a un régimen en descomposición

diputado provincial y candidato a Gobernador


El libro de pases está abierto entre los dos bloques del viejo régimen. 


 


Romero, cabeza de uno de los bloques, se jacta de incorporar al ex jefe de los diputados del PJ y ahora al ex senador Sáenz, que fue el candidato oficialista derrotado por el PO en la capital en 2013. 


El gobernador Urtubey, cabeza del otro, captó al jefe del bloque de Romero, quien se vino al oficialismo con la personería del Frente Salteño y los dos diputados de Durán Cornejo, diputado nacional por el PRO, que en Salta apoya a Romero y se presenta como candidato a intendente como el emblema de la moral pública…


 


En la percepción popular se afirma la idea de que estos pases a un lado y a otro sólo son una transferencia de personal político entre fracciones que se disputan los negocios en la provincia, pero que representan al viejo régimen que gobernó los últimos veinte años, responsable de la pobreza estructural, de la desocupación en masa, del desastre ambiental y de todos los atropellos represivos contra los trabajadores. El descrédito que acumulan obliga a ambos bloques a presentarse “echando lastre”. Romero dice estar “arrepentido” de buena parte de las políticas de su nefasto gobierno. Urtubey declaró hace meses la emergencia de género en la provincia y los crímenes se han multiplicado, tuvo que derogar los decretos reglamentarios por los que se autorizan desmontes masivos en áreas prohibidas, pero los desmontes irracionales e ilegales siguen, sólo se busca una nueva reglamentación para que los patrones del campo sigan adelante con la depredación, únicamente comparable con la del último año del gobierno de Romero en que se autorizaron 400.000 hectáreas.


 


En el marco de estas disputas por ganar jugadores del enemigo se multiplican las denuncias cruzadas por corrupción: el año terminó con planteamientos de juicio político en cinco intendencias, con el escándalo del intendente Mazzone, sorprendido en una “fiesta” con adolescentes, todo un símbolo del régimen gobernante: patronal, negrero y defensor del trabajo infantil.


 


En este desmadre generalizado, el frente oficialista lleva las de perder. A veinte días de la presentación de listas, subsiste la tentativa de que Isa, el actual intendente de Salta, dispute la gobernación en las Paso. Esta posibilidad, alentada por un ala del gobierno nacional, terminaría de escindir al aparato del PJ provincial, que ha sido eje de todos los gobiernos y sería el prólogo de una derrota de Urtubey. Todo indica que el frente oficial sólo tendrá en común la fórmula de gobernador y vice, y competirá cada partido con sus propios intendentes y legisladores (esto será así al menos en Salta capital, en donde esto los coloca con seguridad por debajo del Partido Obrero y del romerismo).


 


 


La campaña del PO


 


Hemos comenzado esta campaña con una movilización popular superior a la de 2013. La presentación de nuestro “Manifiesto al pueblo de Salta”, con 15 puntos de un planteamiento de salida a la crisis provincial, da cuerpo a esta movilización. Nuestro manifiesto comienza planteando que vamos por la recuperación de la soberanía popular y el desarme del Estado oligárquico de Romero y Urtubey. El Estado salteño es un nido de conspiraciones y maniobras contra el pueblo: los servicios de inteligencia operan, como en el caso Amia, garantizando la impunidad de los casos que comprometen al poder. Salta también tiene su Nisman, el comisario Piccolo, “suicidado” cuando dirigía la investigación sobre el crimen de las francesas. Esos mismos servicios operan contra los dirigentes opositores y los movimientos populares, como los diputados lo hemos denunciado a la Justicia acompañando toda clase de pruebas.


 


Estamos planteando desarmar toda la trama del Estado oligárquico, imponer la revocatoria de mandatos, la elección de los jueces, el establecimiento del distrito único y que el salario de los representantes no supere al de un trabajador calificado.


 


Le estamos diciendo al pueblo de Salta que no se trata de cambiar de gerentes, sino de una reorganización política y social integral para que se imponga el interés de la mayoría trabajadora. Todo el desarrollo de nuestro manifiesto expone esta estrategia.


 


Nuestra campaña impacta además en la lucha contra el ajuste capitalista en curso. Con la visita de nuestro candidato a gobernador a Orán, quedó lanzada una campaña contra un régimen de impuestazo permanente (indexación de todos los impuestos cada seis meses) que, sin pasar por el Concejo, pretende aplicar el intendente Lara Gross. También en Metán se lanzó una campaña similar contra el aumento de impuestos y las recategorizaciones a las que sólo se opuso nuestra concejal Silvia Colque. Nuestro manifiesto va al corazón de las grandes reivindicaciones populares, por eso impacta fuerte cuando visitamos las escuelas y los hospitales. Recogimos la demanda de los docentes de áreas de frontera y de los agentes sanitarios para recuperar un régimen de jubilación con 25 años de servicios sin límite de edad, con el 82% móvil, o la recuperación de los estatutos de la docencia y de la salud, cuyas conquistas fueran destruidas por el gobierno de Romero.


 


Crece la posibilidad de que nuestra campaña se convierta en una vasta movilización popular porque crece la idea de que hay que barrer a un régimen descompuesto que siempre ha gobernado, evitar que la crisis la paguemos los trabajadores y abrir paso a las reivindicaciones populares. Se acaba de lanzar la agrupación Tribuna de la Salud a partir de la victoriosa lucha de los tercerizados, acompañada por el Partido Obrero, que puso en jaque a uno de los pilares de la burocracia sindical; el 14 de febrero tendrá lugar un precongreso de Tribuna Docente, que unirá el debate sobre la lucha gremial, a la batalla por el voto masivo de la docencia a los candidatos del PO (en muchos casos, destacadísimos dirigentes de la lucha del año pasado).


 


Tenemos un programa para hacer la transformación social que hace falta y vamos por el desarrollo de la fuerza social imprescindible para sostenerla.