–¿Qué te parece la conferencia?

–Viene en el momento oportuno, porque tanto al gobierno como a la burocracia sindical se le están acabando los márgenes de maniobra.

–¿Hay una tendencia a la lucha, surgen sectores antiburocráticos en la Conadu Flamarique?

–La Conadu Flamarique (escindida de la Conadu Histórica) tiene, creo, nueve seccionales de las cuales controla cinco. Pero hay dos o tres que son minúsculas, con pocos afiliados. Las otras cuatro están en lo que llaman el Frente gremial, que son Córdoba, Río Cuarto, Rosario y San Luis. Es un sector del activismo que se declara antiburocrático, que quiere dar la batalla desde adentro a la burocracia de Flamarique. Esto desde un punto de vista discursivo. Ellos ahí están.

–¿Es posible unificar al gremio en medidas de lucha contundentes contra el gobierno?

–Justamente esos aspectos prácticos sobre la necesidad de la unificación del gremio docente los hemos tocado. No es algo que vaya a surgir de la noche a la mañana porque es todo un proceso de discusión y de maduración en la base docente. En este momento, a fin de año, la base docente está con una especie de impasse. Ni siquiera hay manifestaciones de que quieran llevar adelante paros o medidas por reivindicaciones salariales. En la medida en que la base del gremio no se manifiesta, tampoco surge en esa base del gremio una necesidad práctica de unificación. Pero esa necesidad estuvo siempre presente cuando hubo grandes movilizaciones, por ejemplo en 2005, cuando se puso en jaque a la burocracia de Flamarique. Tal es así que la burócrata que dirigía en aquel entonces (Noemí Fernandez) tuvo que renunciar, quedó fuera de la historia. Fue con la ayuda del Ministerio de Trabajo que la burocracia retomó el control de la Conadu contra un congreso de bases que se hizo. Yo pienso que en la medida que haya un movimiento de alza de lucha de los docentes se va a volver a plantear en la práctica la necesidad de la unificación del movimiento docente.