Políticas

6/7/2022

Crisis económica

La bomba de tiempo detrás de la salida de Guzmán

Incapacidad para acumular reservas, emisión destinada a los bancos y ajuste contra los trabajadores.

Guzmán renunció en plena corrida cambiaria.

La renuncia de Martín Guzmán en plena corrida enciende la mecha de una bomba de tiempo, con un gobierno que toma medidas inflamables.

El principal problema que desata la crisis en el ministerio es que, encontrándonos en un marco de liquidaciones récord de exportaciones (+27% en el acumulado interanual) el Banco Central tiene una nula retención de dólares, producto de la fuga de capitales mediante pagos de deuda y de utilidades (-U$S 2.876 millones) y la especulación con las cotizaciones de la divisa que se agranda con la ampliación de la brecha (subfacturación de exportaciones, sobrefacturación de importaciones, compras a dólar oficial para negocios con la brecha cambiaria).

En esta situación, el Fondo Monetario reformó las metas del segundo y tercer trimestre para no desatar una crisis mayor. Solo de esta manera y haciéndole un torniquete al “festival de importaciones” -que crecieron al 44%- el Banco Central pudo llegar a las metas de junio. Sin embargo para el segundo semestre la situación se vuelve realmente crítica, ya que a fines de julio termina la liquidación de la cosecha gruesa (con precios en caída), mientras que las importaciones se prevé que sigan creciendo por la demanda de energía del invierno. Por otro lado, el gasto de dólares por turismo viene en crecimiento (+U$S 1.444 millones en el año), y se aproxima el mundial de fútbol en Qatar, hacia el cual la Argentina es el país que más entradas compró después del anfitrión.

Además, el saldo positivo que dejan los desembolsos del FMI (U$S 2.067 millones descontando los pagos al organismo) se esfuman en pagos de deuda con acreedores privados (U$S 1.965 millones). Este cóctel hace que no solo se ponga en duda la meta de acumulación de reservas para fin de año, sobre la cual el Fondo se mantiene firme, sino también la posibilidad de que el Banco Central caiga en un desfalco.

Reservas líquidas del BCRA: 2021, 2022 y metas del FMI

(en millones de U$S)

Elaboración propia en base a Alphacast y FMI.

Al observar este escenario, los especuladores vendieron los bonos del Tesoro (Boncer indexados a la inflación con vencimientos en más de seis meses) y huyeron a los dólares paralelos e incluso a la deuda de corto plazo del BCRA (vencimientos de 7 a 28 días). Así se provocó una corrida que todavía intenta ser contenida por el Banco Central con una emisión de $664.752 millones para la recompra de estos Boncer, garantizando la rentabilidad de los bancos y fondos de inversión que quieran deshacerse de los títulos.

Si sumamos a eso que en junio la compra de divisas implicó una inyección de pesos por $119.533 millones y el pago de intereses de deuda otros $183.590 millones, mientras la financiación del déficit fiscal del Tesoro requierió $377.000 millones (sumando $435.000 millones en lo que va del año), queda en claro que el gasto público no es la principal razón de la emisión. En total, el Banco Central emitió en junio $1,3 billones, de los que un 72% (o tres de cada cuatro pesos) estuvo destinado al capital bancario y agrario.

Emisión mensual del Banco Central en 2022

(en millones de pesos)

Elaboración propia en base al BCRA.

De esta manera la falta de reservas también impacta en la inflación, que adquiere nuevas velocidades bajo el impulso de los tarifazos en luz, gas y transporte, y el salto en los dólares paralelos. Por otro lado la suba de tasas de interés (65%) y la mayor restricción a las importaciones golpean el nivel de actividad económica, que ya estaba en un retroceso en lo que va del año (-0,3%). La caída de la producción efectivamente se traducirá en una reducción de empleo. Los supuestos “problemas de crecimiento” de los que habla Alberto Fernández son delirio del núcleo duro del presidente.

En medio de semejante crisis la propia Cristina se reunió con Melconian para recibir como consejo que es necesario ir a un “ajuste clásico”, toda una señal. Como sea, la designación de Silvina Batakis no revierte la desconfianza de la burguesía sobre un gobierno que se encuentra en estado de derrumbe, como expresaron las ruedas posteriores a su anuncio haciendo subir los dólares paralelos hasta $290, con una brecha en torno al 100%. El capital puja por imponer una mayor devaluación por la vía del mercado, ante el inmovilismo oficial.

La nueva ministra anunció que seguirá con el plan económico del FMI, con lo que el ajuste se profundizará si desea arrimarse a las metas incumplibles para fin de año. Su respuesta a la crisis es un ataque a les trabajadores, con mayor devaluación e inflación que desgasten el salario, en simultáneo a una reducción de los puestos de trabajo por el achicamiento de la economía.

La posibilidad de abrir un rumbo diferente depende de la capacidad que tengamos les trabajadores para derrotar este ataque. Un paro nacional, que ponga en el centro del debate terminar con el ajuste al pueblo trabajador, la recomposición salarial y los puestos de trabajo, es una necesidad. Solo así podemos plantearnos una salida de fondo, para destinar la riqueza del país a un desarrollo social y nacional, partiendo de la nacionalización de la banca y el comercio exterior bajo control obrero. En definitiva, las rebeliones populares en Latinoamérica han demostrado que el futuro depende de la lucha de clases.