Políticas

13/6/1996|498

La burocracia sindical vendió la salud del pueblo

“Los jefes de las obras sociales sindicales manifestaron ayer su apoyo al Programa Médico Obligatorio, que deberán implementar en 180 días, tal como lo dispuso un decreto del Ministerio de Salud” (Clarín, 7/6).


Con una velocidad sorprendente se confirmaron así todas las denuncias de Prensa Obrera sobre la connivencia de la burocracia sindical de todos los colores con los planes del Banco Mundial de destrucción de la salud.


Liquidacion


Lo que el PO ha venido diciendo es que el corazón de la reforma de la salud  es el reemplazo de la actual cobertura médica universal y solidaria (igualdad en la atención, sin exclusiones ni períodos de carencia, para todos los trabajadores y sus familias, al margen del nivel del sueldo) por un llamado Programa Médico Obligatorio, que consiste en una prestación básica mínima por el equivalente a 17 pesos por mes por beneficiario, lo cual obligará a realizar aportes extras o a comprar planes privados de salud a quienes necesiten servicios médicos mayores. Por eso, Página 12 (7/6) tituló correctamente que el  PMO es un “piso gratis y lo demás pago”.


Pero dentro del PMO se incluye también el pago de ‘plus’ o adicionales por cada visita al médico, o para la realización de análisis o radiografías, aranceles que van de 2 a 10 pesos por consulta.


Más grave aún es que nadie podrá ser atendido por un médico especialista si antes no pasa por el ‘filtro’ del “médico de cabecera”. Como ya sucede en la actualidad en el PAMI, pedir turno al médico de cabecera demora entre 30 y 45 días, y otro tanto ocurre con la consulta con el especialista. Lo que se busca con esta demora es desalentar la concurrencia del paciente al médico y promover la consulta privada. Se ‘fabrica’ de este modo, una demora de tres meses entre la manifestación de la enfermedad o de la patología y la atención del especialista.


El PMO también reduce el descuento en medicamentos al 40%, cuando muchas obras sociales ofrecen hoy rebajas mayores.


El PMO es un paso fundamental en el encarecimiento de la salud  y un suculento negocio de la medicina privada (clínicas, sanatorios, laboratorios, etc.); las obras sociales contratan con ésta la mayoría de los servicios.


Las obras sociales tienen 180 días para poner en marcha el PMO y fusionarse entre sí. Sobre 325 obras sociales, se estima que quedarán menos de 100.


Esta fusión también ha sido apoyada por la burocracia sindical, que tomó la iniciativa de formar “una red integrada de servicios”, que abarcará a “las 10 obras sociales más grandes” (Clarín, 29/4). Se trata de una medida impulsada por el Banco Mundial para dejar en la lona a las obras sociales más chicas o de aportes más bajos (y capturar su clientela), como es el caso de los trabajadores rurales. El MTA también anunció la federación de  sus gremios, y aunque el CTA no abrió la boca, esto significa exactamente que sigue ‘estudiando’ el tema…


¿Por qué, entonces, la CGT y los burócratas armaron tanto revuelo cuando se publicó en los diarios la puesta en marcha del PMO?  Porque quieren garantías de que todo esto no concluya, al menos por un tiempo, en la ‘desregulación’, o sea, en el ingreso directo de las empresas de medicina prepaga en el negocio de las obras sociales. La burocracia necesita todavía de un cierto tiempo y mejorar su poder de negociación frente a futuros socios privados.


Programa


Contra toda esta política de destrucción de la salud, el PO impulsa una campaña sobre los siguientes ejes:


* No a la privatización de la salud. Duplicación del presupuesto de salud. Derogación de los decretos 292/95 y 492/95, que rebajan los aportes patronales, implantan el PMO,  desregulan las obras sociales y avanzan en la liquidación del PAMI. Defensa de la cobertura médica universal, integral y solidaria, y de la gratuidad en la atención de los hospitales.


* Por un plan de salud único, universal, estatal y gratuito, financiado con aportes exclusivos de las patronales y bajo control de los trabajadores.