Políticas

16/4/2009|1079

La caída del muro de Posse

Azuzados por una fuerte campaña mediática, los partidos capitalistas compiten entre sí para denunciar la ‘permisividad’ del gobierno y reclamar más medidas represivas contra la “inseguridad”. Scioli viene de anunciar que iba a retomar a una parte de los exonerados de la Bonaerense.

A pesar del esfuerzo realizado, este programa no termina de prender: las marchas que motorizó la derecha fueron minoritarias y quedaron fuertemente opacadas por las grandes movilizaciones democráticas del 24 de marzo.

Frente a este cuadro, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que se ha abierto del Frente para la Victoria (FPV), hace tiempo que viene criticando al gobierno nacional y provincial por ‘no garantizar la seguridad’ en su distrito. Exigió bajar la edad de imputabilidad. Instala cámaras de televisión en las calles, más móviles policiales, más fiscalías, etc. San Isidro es uno de los distritos más vigilados: a la Bonaerense 1 y la Bonaerense 2, se le suma la Prefectura y también la Gendarmería. Y por si fuera poco hay más de 3.000 vigiladores privados, en gran parte exonerados de la policía.

Es en este terreno que Posse resolvió construir un muro que separa al barrio de mansiones de La Horqueta (San Isidro), de la barriada popular de Villa Jardín (San Fernando), para garantizar la seguridad de “33 familias” que se lo habrían reclamado. Aunque muchos de los vecinos de La Horqueta salieron a declarar que se les impuso esta resolución, sin consulta alguna y hasta con su oposición (Página/12, 10/4).

Pero el intendente se encontró con una fuerte reacción popular. La barriada de Villa Jardín se movilizó para derribar el muro. Posse acusó a los ‘activistas’: a los piqueteros, a los camioneros, a los hombres del intendente Osvaldo Amieiro, de San Fernado. Pero, más allá de la disputa del kirchnerismo con su ex socio, el protagonismo vecinal es indudable. Antes de que la Justicia diera curso al recurso de amparo para frenar la obra, y antes de que se hiciera presente el ministro de Seguridad provincial, la juventud y los vecinos derribaron el muro de Posse. Entre las rendijas de la lucha entre punteros, se coló la acción popular.

Todos los sectores capitalistas se tuvieron que reacomodar, desde el ‘mano dura’ De Narváez, hasta la Iglesia.

Los vecinos de Villa Jardín, a caballo de ambos distritos (San Fernando y San Isidro), están unidos en el rechazo al muro.

El muro de Posse se inscribe en la historia de la represión: está el muro sionista que cerca los territorios palestinos; el yanqui que bloquea el ingreso de mejicanos y hasta los muros de Lula contra las favelas en Río de Janeiro. Tarde o temprano estos muros serán derribados por la acción revolucionaria de las masas. En San Isidro, San Fernando, el muro fue destruido por la acción popular antes de que pudiera ser construido. Es un signo de la etapa transicional, que se manifiesta en la ebullición y conciencia de las masas explotadas.

Rafael Santos