La campaña del Partido Obrero instalando al Frente de Izquierda entre los trabajadores, lleva ya su tercera semana. En los comités de bases se vuelcan las distintas inquietudes de los vecinos portadores de la experiencia sindical y piquetera de la provincia. El objetivo de nuestra campaña es la politización de los trabajadores, los eternos ausentes en las campañas millonarias de la patronal.

Los temarios, desde lo simple del salario mínimo vital y móvil, pase a planta y jubilación móvil del 82%, van a la falta de obras barriales, la contaminación ambiental, la inseguridad, el paco, el alcoholismo, el fraude de la ley electoral, la inflación, los tarifazos, la independencia respecto de la burocracia y la construcción del partido de la clase obrera; un salpicado que empieza y termina clarificando. Entre risas, mates y tortillas para mitigar el frío, cada compañero suma su granito de arena en esta campaña militante y socialista, un verdadero contrapunto a la campaña del bipartidismo que, con lapicera en la oreja, anotan las dádivas o sortean consultas médicas ante la crisis, ofrecen caridad como moneda de cambio del voto con el descaro de que la salud, el trabajo o la contención social se reparten en época de campaña electoral.

Fuera de ella, después se encargan la burocracia sindical o Milagro Sala, de La Tupac, y su red de punteros de mantener la precarización y subprecarización laboral, o los salarios congelados. Pero este modelo de cooptación de a poco se doblega con la independencia gremial de los trabajadores del ingenio Ledesma en lucha por aumento salarial o de las comunidades del norte contra la explotación del Litio por las privadas, que planteamos reforzarlas con el programa de clase que encarna el Frente de Izquierda; antes y después de la elecciones. Mientras el capital se juega más que el traje con la crisis económica mundial, los trabajadores se juegan sus condiciones de organización.