Políticas

16/3/2022|1640

La Cámpora no tiene intención de romper con el FMI

Lo confirma el comunicado que sacó después de la votación en Diputados

Foto: Máximo Kirchner y Andrés "Cuervo" Larroque

Varios diputados de La Cámpora votaron en contra de la ley que oficializa el acuerdo con el FMI. Notablemente, ninguno fundamentó su rechazo en la sesión. Máximo Kirchner directamente bajó al recinto al momento de votar en la madrugada.

Lo que no dijeron en el debate parlamentario lo pusieron por escrito en un comunicado posterior (es decir con la ley aprobada). Allí no dejan dudas de que son partidarios de rescatar esa deuda ilegítima pero “en otros términos”.

Si bien La Cámpora se encarga de enumerar en su comunicado las graves consecuencias que acarrea dicho acuerdo, tales como la pérdida de la soberanía nacional, los vencimientos impagables pos 2025, las trabas al crecimiento y el aumento de la inflación, no propone ningún rumbo de acción para combatir todos estos ataques, quedando reducida a la más absoluta impotencia. A su vez, la crítica kirchnerista al ajuste y a la reforma previsional que exige el FMI resulta una impostura (avalaron el ajuste en 2021 que permitió sobrecumplir las metas de déficit fiscal, votaron la nueva movilidad jubilatoria, que implicó una caída real de los mismos -tienen a Fernanda Raverta al frente de la Anses para ejecutarla).

Para que no queden dudas en el comunicado se explicita que “este análisis no implica de modo alguno el desconocimiento de la deuda”. Solo reprocha que los funcionarios argentinos a cargo de la negociación fueron demasiado “amables” con el FMI y que con un poco más de firmeza se hubiera logrado eliminar la sobretasa y ampliar los plazos de repago, teniendo en cuenta el carácter ilegal de la deuda asumida. No obstante, a pesar de describir lo fraudulento de la hipoteca contraída por Macri, el kirchnerismo no cuestiona su pago, afirmando a renglón seguido que “Argentina debería restituir el capital al FMI”.

El comunicado va más lejos cuando se jacta de ser “pagador serial” de deudas ilegítimas y espurias (“nuestra fuerza política siempre tuvo que hacerse cargo de pagar las deudas que tomaron los gobiernos de signo político e ideológico opuesto… el endeudamiento en moneda extranjera sin precedentes en la historia alcanzó un punto de inflexión escandaloso con la estatización de la deuda de los principales grupos empresarios concentrados argentinos en 1982”).

Un fragmento curioso es cuando se presenta a Néstor Kirchner como el modelo del “buen negociador” en contraposición al equipo de Guzmán, haciendo referencia al pago en efectivo por 10 mil millones de dólares al FMI en 2005 y al megacanje con los bonistas ese mismo año. Lejos de haber significado un revés para el capital financiero en favor de Argentina, en el primer caso se utilizó un tercio de las reservas del BCRA en pos de engrosar los bolsillos del Fondo, y, por su parte, el mentado canje benefició a los acreedores, otorgándoles el cupón PBI con lo que terminaron cobrando más del 100% por bonos comprados a precio de remate tras el default de 2001.

El kirchnerismo es muy claro respecto de que no pretende romper con el FMI. En ese sentido, su comunicado aclara “el problema no es firmar sino qué firmar”, creando la ilusión de que se podría haber obtenido un acuerdo en otros términos, pero omite que el Fondo negó uno a uno los pedidos que realizó Guzmán en la negociación porque el organismo es consciente de que el gobierno no tiene plan B. La Cámpora tampoco tiene plan B, con lo que difícilmente hubiera logrado una restructuración en mejores condiciones. Su descargo escrito, entonces, no pasa de la maniobra para contener a una base progresista y es síntoma de la crisis política que envuelve a la coalición oficial, que no hará más que profundizarse dado que el pacto con el Fondo avivará los choques sociales, con la clase obrera y también al interior de la propia burguesía, y lejos está de despejar el fantasma del default y garantizar un flujo de capitales al país. En síntesis, el sendero adoptado profundiza el saqueo y anuncia un nuevo fracaso.

La única fuerza política que ofrece un rumbo alternativo es el Frente de Izquierda, que plantea romper con FMI y repudiar la deuda usuraria. Solo desde ese lugar se puede ejercer una oposición consecuente al plan de ajuste que se viene, apostando sin vacilaciones a que intervengan las mayorías populares para derrotar esta ofensiva e imponer su propio programa.

https://prensaobrera.com/politicas/acuerdo-aprobado-crisis-agravada/