Políticas

14/3/2023

La Cámpora pega con el FMI y esconde la mano

Dicen oponerse a las consecuencias del pacto, pero aplican el ajuste sin miramientos.

La Cámpora.

En un comunicado público difundido recientemente, La Cámpora “cuestiona” el acuerdo técnico alcanzado por el ministro Sergio Massa -aunque sin mencionar a quien encabeza esta negociación- y el organismo multilateral, en la cuarta revisión del pacto con el Fondo, fingiendo no ser parte de la política de ajuste desenvuelta por el gobierno que integra, desde la vicepresidencia hasta su posición en cargos y áreas sensibles al ajuste contra los trabajadores.

Dicho comunicado está propuesto en los términos de “alguien que no es parte del gobierno”, impugnando el acuerdo arribado por el oficialismo y la oposición patronal en enero del 2022 con el FMI y delimitándose de una política que el kirchnerismo ejecuta en sus gobernaciones y cargos Ejecutivos.

La novedosa impugnación contrasta con las expresiones de Máximo Kirchner en el plenario de Avellaneda rescatando que “Sergio Massa y la titular del Anses, Fernanda Raverta, estén peleando palmo a plano para que la moratoria jubilatoria para los argentinos salga adelante”; y las de Andrés “Cuervo” Larroque señalando que a Massa “lo quiero siempre en mi equipo”.

Quién aprieta la “soga al cuello”

“Dijo el presidente que teníamos la soga al cuello y que se había encontrado un camino ¿Este es el camino?”, se pregunta La Cámpora, como quien no se hace cargo de la cosa, agregando un supuesto disgusto por la referencia al ajuste fiscal en relación a la promulgación de la moratoria jubilatoria, y con una metáfora que “denuncia” la inflación con un método de ajuste “sutil”.

El caso de las y los jubilados importa ya que La Cámpora tiene al frente de la Anses a Fernanda Raverta, responsable de apelar y bloquear las sentencias que obligan al pago de las jubilaciones conforme corresponde por ley. La propia moratoria jubilatoria deja cientos de miles de jubilados afuera, siendo de caracter restrictivo e implica un procedimiento que lleva casi exclusivamente a cobrar menos que la mínima, que a su vez se encuentra por debajo de la línea de indigencia ¿De esto nada?

Cuando la agrupación kirchnerista afirma que desde el FMI “solo querían tomar el comando de la economía del país de la soja, el trigo, el maíz, el litio, de Vaca Muerta y las vacas vivas, el oro, y las grandes reservas de agua”, omite que la vicepresidenta Cristina Kirchner acordó estos término cuando recibió amistosamente al embajador norteamericano Marc Stanley.

Otro camporista, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible Juan Cabandié, es responsable de impulsar la agenda de penetración de las multinacionales contaminantes para la explotación y saqueo de los recursos naturales. La secretaria de Acción Social, la camporista Laura Alonso, recorta las provisiones de alimentos a los comedores populares y las partidas para los programas alimentarios. El kirchnerista Jorge Ferraresi aplica el ajuste en vivienda, con una padron de villas que crece contra una subejecución de la urbanización comprometida y proyectada. Y la lista sigue.

La lucha contra el FMI

Los camporistas se exculpan de responsabilidades al señalar que la elección de “alguien que se les anime (al FMI)” está condicionada a distintos mecanismos de presión y dominación (medios de comunicación, causas judiciales, etc.). La enunciación es tan hipotética que no se aclara si se refieren al actual ejercicio de su gobierno o al operativo de retorno. Lo que está claro es que Cristina y sus funcionarios son parte de esos mecanismos de persecución, con la judicialización y estigmatización contra los piqueteros, represión a las familias sin tierras, contención en las barriadas obreras y populares, etc.

La Unidad Piquetera, por ejemplo, representa al sector combativo del movimiento de desocupados y trabajadores precarizados, y es víctima del fuego permanente del gobierno nacional y sus funcionarios, y particularmente de la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien convocó a avanzar sobre las organizaciones independientes que “tienen banderas políticas” y no reclamos genuinos.

Todo esto queda de manifiesto cuando La Cámpora le da la espalda a quienes sí luchan contra el ajuste, como el movimiento piquetero que está en las calles, los docentes de todo el país por salarios y condiciones laborales, las luchas de diversos sectores de trabajadores contra los despidos y la precarización laboral, etc.

La lucha piquetera, en cambio, ha dado sus frutos, abriendo negociaciones para actualizar el salario mínimo de indigencia, defendiendo la continuidad de los comedores populares, arrancando programas sociales al Estado ante el crecimiento del desempleo, revirtiendo la baja de 40.000 programas sociales por supuesta incompatibilidad con la beca Progresar, e incluso disminuyendo los objetivos de recorte en el Potenciar Trabajo que, tras un informe de otro camportista, Carlos Castagnetto (Afip), que planteaba la baja de 250.000 programas sociales, y la amenaza posterior de unas 160.000 cesantías, actualmente cayó a 100.000 despidos, contra los que se encuentra acampando, nuevamente, la Unidad Piquetera.

La izquierda que le da la espalda a esta lucha, al punto de desconocer estas conquistas parciales contra la ofensiva ajustadora, queda condenada a abonar en el mismo campo que La Cámpora, como una crítica impotente. Esta frustración fundamenta la afirmación de que “la historia del Fondo Monetario Internacional siempre es la misma en nuestro país, con deflación -como le pasó a de la Rúa- o con inflación: garantizar la pérdida de soberanía”, formulada impunemente cuando en ningún momento convoca a romper con el Fondo. Simplemente busca revalidarse ante el electorado, luego del fiasco del mandato del Frente de Todos.

La verdadera lucha contra el FMI está en las calles, con la Unidad Piquetera y los trabajadores que reclaman por sus reivindicaciones; no en los despachos del Estado y el gobierno del FMI. Lo que refuerza la necesidad de una intervención independiente de los trabajadores, sin ninguna adaptación a los giros y la contención de las fuerzas patronales.