La canción es la misma

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Para el Pts (29/3), “las masivas movilizaciones del sábado 23 y el domingo 24 son una muestra elocuente que algo está cambiando”; que “la indignación y el odio de los trabajadores y el pueblo, contra el gobierno, contra la policía asesina... se expresó en las calles. En el acto del 23 de marzo y también en el del 24”. Bastante bien. Pero entonces: ¿por qué el Pts apenas se hizo presente en el festival de Madres, el 23, y no fue a la marcha del 24?
Para el Pts, las Madres representaban una ‘política diferente’ a la de los organizadores de la marcha del domingo. ¿Es así?
Tanto la jornada del 23 y la del 24 fueron organizadas por sectores democratizantes que pretendían vaciar en un festival una manifestación política masiva. La misma música, las mismas canciones, los mismos conjuntos y la misma falta de consignas contra el menemismo, caracterizaron a ambos festivales.
En el festival reivindicado por el Pts, Hebe Bonafini dijo que la salida a la crisis nacional “la van a dar los marginales, los que han perdido todo; ni los intelectuales ni los trabajadores: unos se hacen buches con la democracia y los trabajadores han tenido muy malos ejemplos, una burocracia sindical que los llevó a esta hecatombe, un peronismo que no les enseñó a pelear sino a esperar del sindicalismo que los negoció y los entregó... pero la marginalidad va a contribuir para que las cosas cambien, y nosotras vamos a ayudar para que se solidaricen y aprendan”.
Esta es la política que reivindica el Pts: la condena al activismo obrero, que, dicho sea de paso, pobló como nadie las listas de los desaparecidos. Todas las limitaciones políticas de Madres han estallado abiertamente en este discurso reaccionario.
El Pts dice que “el domingo 24, 50 mil personas poblaron la Plaza” (el Pts asume la versión policial de la concurrencia). También dice que “la Ucr y el Frepaso intentaron expropiar las demandas democráticas” de los que marcharon. Pero lo que no dice el Pts es que al cederle la calle al centroizquierda en una jornada de lucha nacional, el Pts fue cómplice de estos intentos.
Para el Pts, “la única forma de luchar consecuentemente contra la represión y el plan de hambre es, en primer lugar, rompiendo con estos partidos de los patrones y los yanquis”. Esto es un ultimátum dirigido a las masas: si ustedes no rompen con el menemismo, el Frepaso, el CTA y aun el PO, no voy a niguna marcha, me quedo en casa y ustedes se seguirán jodiendo. ¡Qué política revolucionaria, ¿no?!
Pero es colocándose al frente de las luchas de las masas, de la forma más consecuente, que la vanguardia y las masas podrán asimilar su experiencia política y adherirán a la idea de organizarse en forma independiente de la burguesía en un partido obrero.
El apoyo del Pts a los planteos políticos de los organizadores del festival del 23, expresa su pasaje, viejo pero seguro, hacia el lumpenismo.