Políticas

6/2/2017

La CGT y AGR-Clarin: ¡Paro activo ya!


“El triunvirato cegetista sintió el cimbronazo del conflicto de AGR-Clarín”. Este comentario, que se filtró en una nota de La Nación del 31 de enero, atravesó el pesado cerrojo mediático contra la heroica ocupación de fábrica. Y es expresiva del cuadro político y del movimiento obrero. El fracaso de la “Mesa de la Producción” le estalló en las manos a la burocracia sindical.


La CGT finge “romper la mesa de diálogo con el gobierno” y convoca una marcha de los gremios industriales el 7 de marzo, a un mes vista. Y “llama” a un paro sin fecha para la segunda quincena de marzo, dentro de dos meses, cuando habrá terminado la fecha de la carta de intención de no despido firmada con las cámaras patronales y el gobierno de Macri ¡en noviembre! A pesar del compromiso de Facundo Moyano en puerta de fábrica de plantearlo, la CGT no dijo una palabra sobre el conflicto de AGR.


La nueva ola de despidos, calculada en más de 5000, con casos resonantes como los petroleros, Banghó, Sierra Grande, Alpargatas y textiles, además de los 380 de AGR Clarín, indican el completo fracaso de la política de concertación de la CGT. A ello, se suma una verdadera provocación a los bancarios y al movimiento obrero, anulando la pre-paritaria que “sugería” un aumento del 20%, y la liquidación de la paritaria nacional docente que se venía realizando hace años. Días antes, Macri atropelló al Congreso y al movimiento obrero con dos decretazos: ART y migraciones. Uno, atacando la salud obrera, el otro agravando la indefensión y –con ella– la superexplotación del sector más castigado de la clase obrera, víctima incluso del trabajo semiesclavo.


La burocracia sindical venía de perpetuar Ganancias, de acompañar silenciosamente el DNU de ART, de justificar una revisión flexibilizadora del convenio colectivo de Vaca Muerta y de acompañar un año entero de ajuste. Nada de esto apaciguó la ofensiva contra la clase obrera. Por el contrario, esa escalada se ha profundizado. En medio del fracaso para controlar la inflación, de la recesión económica y del encarecimiento de la política de hiperendeudamiento internacional, la ofensiva contra la clase obrera se ha constituido en el eje de la política oficial, y el recurso de Macri para disimular, ante el círculo rojo, el empantanamiento de su política.


La recaudación de enero, restado el blanqueo que es por única vez, estuvo diez puntos debajo de la inflación. La inflación de enero anualizada superaría el 25% y los tarifazos a repetición en servicios y combustibles podrían llevar todavía más lejos el contraste entre el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones y los precios. Los “precios transparentes” son otro ataque al bolsillo obrero, encareciendo las compras a crédito, lo que deprime todavía más el consumo. Una industria que viene funcionando al 40% de capacidad ociosa, marcha a la racionalización de planteles y a una política de precarización y flexibilización laboral –el eje del cierre trucho de AGR Clarín.


En semejante cuadro, la CGT busca salvar su política de contención de las luchas del movimiento obrero. Para ello, condiciona el diálogo y lanza medidas a plazo para negociar y, si llegara al paro, para descomprimir la tensión popular. Pero este “plan” se encuentra absolutamente disociado de las necesidades de las luchas actuales y, en primer lugar, de la gran lucha que, con su ocupación fabril, generó un “cimbronazo” en todos los trabajadores del país que van conociendo el conflicto: AGR Clarín.


Si el destino de la maniobra de la burocracia fuera posicionarse para gravitar en las listas de la diáspora peronista en las elecciones, eso sólo indica que buscarán postrar a los trabajadores mediante el voto a los socios parlamentarios del ajuste, los Massa, los Pichetto, los Urtubey y las variantes del FpV.


Resulta notable que tras el paro del 19 de enero y realizar una modesta contribución al fondo de huelga, la Federación Gráfica haya abandonado todo apoyo al conflicto. Carnerean las revistas en los talleres, no participaron de la gran movida a Canal 13 ni del abrazo que enterró la edición dominical de Clarín. Se bajaron de la gran marcha al Ministerio y de la exigencia de que Triaca intervenga y arrastraron a la CTA Yasky y la Corriente Federal al faltazo. Es decir que el kirchnerismo sindical, tras 12 años de cacarear contra Clarín, le sacó el cuerpo a la lucha contra el monopolio, que marca un rumbo contra el conjunto del ajuste a toda la clase obrera. Resulta notable también que La Bancaria no reacciona ante el golpazo recibido.


Las medidas de la CGT, insignificantes, lejanas, y que incluso alternativizan el 8 de marzo, el día de grandes movilizaciones internacionales de la mujer, han servido para que diferentes fracciones de la burocracia sindical le saquen el cuerpo a las luchas centrales de hoy.


El contraste lo marca el paro de Prodalsa que impuso la reincorporación de un activista, la disposición de los plásticos de Mascardi a ocupar ante el ataque patronal, los despedidos que resisten en Halliburton en Neuquén y la enorme red de solidaridad que crece día a día alrededor de la ocupación obrera de AGR, el punto fuerte de todo el movimiento obrero argentino. Se aprecia también en la exigencia de las mujeres organizadoras del 8 de marzo reclamando paro nacional de la mujer trabajadora.


Llamemos a desplegar una campaña formidable por un Confederal de la CGT –que no ha sido convocado–, pero con mandato de asambleas fabriles y de gremio para que el paro nacional activo con movilización y las fábricas en lucha a la cabeza sea ya. Por el 35% de aumento en paritarias, que CTERA lleve el reclamo de los dichos a los hechos, por la defensa de la paritaria bancaria y por un salario equivalente a la canasta familiar, por la defensa de los convenios y un aumento de emergencia a los jubilados.


Apoyémonos en cada movida de los obreros de AGR Clarín y sus combativas mujeres, como la jornada nacional del próximo jueves 8 de febrero, para que un movimiento general de la vanguardia de lucha obligue a las organizaciones obreras a enfrentar la ofensiva del gobierno Macri, los gobernadores del ajuste y el conjunto de la patronal.